Que esta estrella sirva para el cambio

Hace cinco días que España ganó el Mundial, pero parece haber pasado una eternidad. La estrella que traerá el cambio
Allí están ellas. Alexia Putellas, Irene Paredes y Jennifer Hermoso. Tres referentes y un título Mundial. Quien lo iba a decir hace ocho años cuando debutaron en Canadá. Era la primera experiencia para la Selección Española. Pero no eran buenos tiempos para el fútbol femenino. Con Ignacio Quereda en el banquillo y con el mínimo reconocimiento. Tampoco lo fue sobre el césped. Pese a empezar el torneo empatando ante Costa Rica, se quedaron con ese único punto en el casillero. Últimas de grupo y con mucho por hacer. El inicio del cambio. Las 23 representantes pidieron a través de un comunicado la dimisión de su entrenador. Varios eran los motivos. La mala planificación de la concentración y del viaje hasta Canadá, la metodología de entrenamiento, la falta de preparación en los entrenamientos y el escaso análisis de sus rivales. ¿No os suena de algo?
Pese a la rotunda negativa de Quereda, quien contaba con el apoyo de esa federación de Ángel María Villar, jugadoras como Natalia Pablos y Vero Boquete fueron las más perjudicadas. Tuvo que pasar un mes para que tras la presión social y las negociaciones de las futbolistas con Villar se terminara la dinastía de 27 años de Quereda en el banquillo. Jorge Vilda, tomaba el testigo. Un cambio que mejoró la situación de las futbolistas, pero que, tal y como se ha visto durante estos últimos años, ha dejado un ambiente gris en el panorama futbolístico español. Que sí, con una estrella sobre el escudo, pero a costa de manchar el balón. Y detrás, un presidente que no ha hecho más que colgarse medallas e incluso levantar un título que no debería pertenecerle. Aunque no hagamos como él, y no acaparemos a las protagonistas de verdad.

Porque en esta foto no se pueden contar los años de sufrimiento y vejaciones al fútbol femenino y a las mujeres. Ellas mismas lo han vivido. Desde niñas hasta hoy. Y por eso el título es mucho más que un trozo de metal. España ha sido justa merecedora. El impacto de su fútbol dejará un pozo para las futuras generaciones. El juego de posición y el amor por el esférico han triunfado. Pero ganar un Mundial traspasa fronteras. Es allí cuando lo verdaderamente interesante se encuentra fuera del césped. Que el Mundial ayude a apostar por el fútbol femenino. Más recursos y menos escusas. Que la victoria abra puertas. Ya se han derribado bastantes. Que la estrella sirva para el cambio. Ese que nos prometieron, pero que a nivel nacional aún está por llegar.
Pero no solo a nivel institucional. Con la consecución del Mundial el país se ha enganchado al fútbol de la Selección. Por lo menos así lo dicen los datos, y la final fue vista por hasta 8.858.000 millones de espectadores. No solamente fue el encuentro más visto del torneo, sino que también el partido de fútbol femenino más visto de la historia de nuestro país. Por ello el cambio también debe ser individual. Más allá de gustos y colores, estas chicas se han ganado el respecto. Tanto las 23 representantes como las que no. Desde aquellas que decidieron ser fieles a sus principios hasta aquellas que un día decidieron plantarse ante un entrenador que las maltrataba y abusaba de su poder. Ocho años que pueden ser más si echamos la vista atrás. A aquellas pioneras que no solo derribaron puertas sino que muros enteros.
Ahora que el fútbol femenino ha acaparado la atención de todo el país, es el momento de dar un giro radical. A la conciencia de los millones de españoles y a la esencia de las organizaciones. Para que las niñas que vengan no tengan que pasar por lo mismo. Lo mismo que vivieron Alexia Putellas, Irene Paredes y Jennifer Hermoso después del Mundial de 2015. Ese era el momento del cambio, sin embargo, la situación entró en un espiral de opacidad y de difícil análisis. De allí a la Copa del Mundo. Pero no ha salido barato. Así que para eso está la historia nos decían siempre en el instituto. Para no repetir los errores del pasado. Premisa básica a la que atenerse. España ha ganado el Mundial, pero la verdadera victoria todavía no ha llegado. La estrella del cambio.
Imagen de portada de Getty Images.