Para sorpresa de pocos el Mundial vuelve a batir récords, una edición diferente en la que las costas oceánicas no han fallado a su cita con el fútbol femenino

Llevar un Mundial a Australia y Nueva Zelanda, arriesgado pero diferente, y con un resultado positivo. Una apuesta que ha terminado con varios récords. El primero el de 1.978.274 personas como cifra de asistencia total, algo nunca antes visto en el fútbol femenino y que tiene como antecedente previo a Canadá 2015 con 1.353.506 personas. La media de asistencia del torneo tampoco se queda atrás. Con una cantidad de 26.761 que se ha terminado por convertir en una media de 40.000 espectadores por partido una vez llegados a la fase final. Muy por encima de la mejor cifra previa establecida en la edición de 2019, donde 21.000 personas disfrutaron de la fase de grupos, mientras que en la fase final se elevó a los 33.000 aficionados.

Récords en Nueva Zelanda y Australia para despedir un Mundial que pone punto y final a las carreras de Marta, Megan Rapinoe o Christine Sinclair. La expectación no podía ser menos. Llevar el fútbol femenino a grandes estadios se sigue reafirmando como un acierto, porque en la mayoría de casos se ha superado el 90% de la capacidad, en todos los partidos si nos referimos a la fase final.

Australia, nueva potencia

Un país que no era de fútbol, aunque en estos ultimos años algo ha cambiado. Lo demostraron con la clasificación a octavos del equipo masculino en Qatar cuando inundaron las calles, pero lo de este verano en Australia ha sido el salto definitivo a un deporte de masas que ha llenado estadios. Sydney, en las antípodas de Londres ha sido por momentos la capital del fútbol. Donde el género no ha importado y nos hemos podido olvidar de las polémicas que envuelven el día a día en Europa o Estados Unidos. Lo único evidente es que el fútbol ‘nace’ en Oceanía con la característica que pierde en el otro lado del mundo, la pasión.

75.784, es la máxima capacidad que la FIFA permite acoger en el estadio de Sydney, sede de la final y palacio del fútbol femenino por unos meses. Una cifra, 75.784, que firma el récord de asistencia en el fútbol australiano y la tercera asistencia más alta en la historia de los mundiales femeninos.

Han sido hasta cinco los partidos en los que hemos podido ver dicho récord: Australia-Dinamarca, Australia-República de Irlanda, Inglaterra-Colombia, Australia-Inglaterra y España-Inglaterra. Todos ellos comparten el mérito de ser el tercer mejor encuentro en la historia de los Mundiales, superados por la final de 1999 entre Estados Unidos y China con 90.000 almas congregadas en el Rose Bowl de California. Un récord que apunta a romperse dentro de cuatro años en la misma sede donde nació.

Aunque no sorprende a nadie, la selección australiana ha albergado hasta 327.428 personas como cifra total en todos su partidos, con una media de 46.775 espectadores por partido. Datos muy superiores a los logrados por la anterior anfitriona, Francia, con una media de 21.000 aficionados por partido, y que las confirma como la anfitriona con más espectadores del siglo XXI.

En Australia, un país de 26 millones de habitantes, ver el Mundial ha sido la nueva tendencia, tanto que ‘las Matildas’ han llegado a superar en audiencia televisiva los usuarios de Instagram del país, nada sencillo en los tiempos que corren. Hasta 11.200.000 de australianos siguieron la semifinal contra Inglaterra a través de la pantalla, contra los 10 millones de usuarios que acumula la red social del momento dentro de sus fronteras. 

La joya de la corona pasa por los 11,2 millones de telespectadores que acumuló la semifinal entre Australia e Inglaterra. La compañía ‘Channel Seven’ confirmó que se trata del evento televisivo más visto desde que se estableció el actual sistema de datos en 2001. La final fue vista por 5.6 millones de personas en España y hasta 8.9 millones en Inglaterra. Sin duda alguna el mejor de los factores que nos ha regalado el fútbol australiano pasa por ver calles repletas de gente, pantallas que acumulaban miradas y un sueño de ser campeonas, mientras inocentemente ante sus ojos, se firmaba la consagración del fútbol femenino en el país.

SelecciónSuma TotalMedia de Asistencia
Australia327.42846.775
Inglaterra223.70231.957
España215.97130.853
Francia191.93938.388
Suecia185.79426.542
Dinamarca151.10837.777
Nigeria144.91136.228
Estados Unidos137.08334.271
Noruega120.64530.161
Japón120.31924.064
Países Bajos119.77223.954
Jamaica110.37627.594
Colombia109.94621.989
Suiza93.64423.411
Sudáfrica82.35120.588
Marruecos71.04117.760

El sueño de Nueva Zelanda

Han tenido que esperar cinco Mundiales para ganar su primer partido. Hasta 16 años detrás de una victoria que para algunos no llegaría nunca pero simplemente han tenido que esperar al momento idóneo. Bajo las luces del Eden Park y la atenta mirada del planeta se congregaron 42.137 neozelandeses en el partido inaugural. El Mundial era una realidad y en Oceanía una ocasión inmejorable para firmar la primera victoria mundialista de su historia por 1-0 contra Noruega gracias al gol de Hannah Wilkinson. No podía se otra. 

Nueva Zelanda se quedó a las puertas de la ansiada clasificación a octavos de final, pero el país no dejó de ser una fiesta. Porque si el rugby es una religión, el fútbol llama a la puerta para compartir ‘feligreses’. Y si tenemos suerte, algún valor extradeportivo de los ‘All Black’s’ se traspasará al deporte del esférico, que falta hace cuando hemos tenido que dar la vuelta al globo para poder disfrutar sin ‘corruptelas’ y ‘amiguismos’ de por medio o si, quién sabe.

Nueva Zelanda, al igual que sucede con su vecina Australia, mantiene el récord de anfitriona con mayor media de aficionados por partido en el último siglo, 26.761 espectadores, superando así los 26.164 de Canadá en 2015. No han necesitado otra leyenda más que Ali Riley, quien juega su último Mundial, para volcarse al completo con el fútbol femenino. Porque aunque en otros lares la polémica se apodere de su fútbol y lo que no es fútbol, en Nueva Zelanda la pasión se mantiene intacta.

El último invicto de Estados Unidos

El fracaso deportivo de Estados Unidos es una realidad, no obstante, podrán seguir con el particular invicto de ser la selección no anfitriona con mejor media de asistencia en un Mundial gracias a la cifra de 37.732 personas conseguida en Canadá y que sigue Inglaterra con 31.927 tras finalizar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. La próxima edición se jugará en Estados Unidos y las americanas prometen batir todos los récords habidos y por haber.

Imágenes de Getty Images.