La primera estrella mundialista llega a la camiseta de España tras vencer a Inglaterra gracias a un gol de Olga

De lo que podía ser un domingo de desconexión y descanso, a dar vueltas por la cama. Los nervios ya avisaban que no estábamos ante una mañana cualquiera. El desayuno sabia distinto. La ducha de agua fría también. De repente, una notificación en el móvil. “Esta será la alineación de España para la final”. Claro, algo pasaba. Después de hacer historia hace unos días en las semifinales, había llegado el momento. Noventa minutos decidirían a la merecedora de su primera estrella. Un día para que el fútbol femenino sea protagonista. Un día para que todas esas niñas vean como sus referentes disfrutan sobre el césped. Un día para que todo un país celebre la victoria de la mejor generación de la historia. Un día para que España levante la Copa del Mundo al cielo. Un día inolvidable.

El camino no ha sido fácil. Un año antes España estaba llorando por su eliminación de la Eurocopa. Fue una tarde dura de verano. El gol de Ella Toone acabó con las esperanzas de uno de los mejores combinados del mundo. Había algo que fallaba. Repleta de estrellas, pero sin resultados evidentes. Algo tenía que cambiar. Pasaron meses de tensión y con muchas curvas. Sin solución aparente, el terremoto se estabilizaba. Dejando daños colaterales eso sí. La cicatriz de la Eurocopa se había desvanecido, pero la herida no estaba curada. Llegaba España a tierras oceánicas sin ilusión y sin convencer. El fútbol, la mejor medicina para dejar atrás los fantasmas y vivir la magia del momento.

Tres goleadas en la fase de grupos, una de ellas para olvidar, y dos victorias para creer. Con todo, España se plantaba a las semifinales. Salma y Olga resolvieron en un final de infarto. El desafío final, Inglaterra. Aquella que fue verdugo en 2022 y que inició con la revolución. Rival duro de roer. Pero un año da para mucho, y el césped así lo mostró. Sin arrugarse ni un poco, España plantó cara. Era su primera final, también de Inglaterra, y aunque los nervios se apoderaban del ambiente, la electricidad nos regalaba un inicio vibrante. Partido a ida y vuelta. Hasta el susto de Lauren Hemp. Su remate se topaba con el larguero, y España respiraba. Aunque también respondió, pero Mary Earps dejaba la primera parada de su noche.

Momentos tensos que España resolvió con orden. Ese que le faltó a Inglaterra en un desajuste que lo cambiaba todo. La excursión de Lucy Bronze hasta el medio campo dejaba carril abierto para la aparición de Olga Carmona. La misma que marcó el gol definitivo ante Suecia se encargaba de lucir brazalete y dejar otro tanto para el recuerdo. Raso y ajustado al palo largo. Imparable para la guardameta inglesa. El panorama cambió de repente. Inglaterra no sabía dónde estaba, mientras tanto, España supo controlar hasta el descanso, incluso muy cerca del gol de la tranquilidad. Salma Paralluelo, que también quería apuntarse a la fiesta, rozó el poste antes de que la colegiada señalara el paso por los vestuarios.

Sarina Wiegman no tardó en actuar. Por ello es la mejor entrenadora del mundo. Daba entrada a Chloe Kelly y Lauren James para cambiar el rumbo del partido. Parecía dar sus frutos, pero España ya estaba en otro mundo. Ese en el que ya era campeona. Un ejercicio muy serio, aguantando las embestidas rivales y dominando a través del balón. Como así le ha gustado hacer durante todo el torneo. Todo ello antes del momento crucial. La mano de Keira Walsh y la eterna revisión del VAR para señalar la pena máxima. Con Jenni Hermoso en el punto de penalti la sentencia estaba a solo once metros. Pero allí Mary Earps empezó con su descomunal recital de paradas. No sin adelantarse, algo que el VAR no revisó, mantuvo a Inglaterra viva hasta el final.

También lo hizo la zaga española, desquiciando las opciones de ataque de Inglaterra. Sin olvidarnos de una Tere Abelleira, haciendo de ‘stopper’ en la medular. Con el paso de los minutos, Inglaterra se desquiciaba mientras España seguía dejando una actuación defensiva para enmarcar. Incluso con ocasiones más claras que sus rivales. Los partidos son largos, pero parecía serlo más para Inglaterra que para las españolas. En trece minutos de descuento podría ocurrir de todo, pero las embestidas de las Lionesses no fueron suficientes para derribar el muro de España. Tampoco Mary Earps subiendo a rematar el córner. Cata Coll atrapaba el balón y la colegiada hacía sonar el silbato. Delirio en Sydney. Que sí, que somos campeonas.

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