Welcome back, Inglaterra

España e Inglaterra, de Jorge Vilda a Sarina Wiegman, una final del Mundial única, con un guion inesperado y un final abierto
En un año pueden cambiar muchas cosas. Es el caso de España, que ha pasado de medirse con Inglaterra en los cuartos de final de la Eurocopa a la final de un Mundial que apunta a paralizar el epicentro del fútbol europeo como ha sucedido con Australia y Nueva Zelanda en este último mes. Australia es la tierra de aquello que interpretamos como opuesto a la normalidad. Cuando sale el sol en Europa cae la noche en Oceanía. Atípico, como era hasta hace muy poco que el fútbol femenino se convirtiera en un fenómeno de masas.
Aunque fuera difícil imaginar una final entre ambas selecciones, no es difícil encontrar un antecedente, porque son las dos selecciones que más veces se han enfrentado entre sí. Un total de 16. Desde un primer empate a cero en Osuna, Sevilla, a una final mundialista en la otra punta del globo ante la atenta mirada de Sydney y un planeta que cada vez cede más terreno al fútbol femenino. Inglaterra y España no nacieron con el éxito de la mano. Todo lo contrario. Fueron y son de las que alzan el puño para seguir haciendo crecer el fútbol femenino. A nivel deportivo, la Selección Española no conocía la sensación de superar un partido de fase final hasta la actual edición mundialista, mientras que en lo extradeportivo se ha visto y se sigue viendo envuelto en la lucha por unos mejores recursos para las jugadoras.

Por su parte Inglaterra vivió la prohibición del fútbol femenino entre 1921 y 1970. Cincuenta años de veto para en los veinticinco siguientes albergar y ganar una Eurocopa y verse ahora a 90 minutos de liderar el mundo. El camino hacia la final nunca fue un cuento de hadas. El debut de Inglaterra con victoria y sufrimiento excesivo contra Haití dejó dudas que se encargó de resolver un equipo conocedor del éxito y de que no hay mejor clave que la de solucionar adversidades.
En el otro lado, el episodio de desolación en España es mucho más evidente después de un duro correctivo contra Japón por 0-4 en la fase de grupos que ha servido para levantarse como equipo y quien sabe si como campeonas. Solamente una final mundialista es capaz de juntar a los dos países de moda en el fútbol femenino. Desde el balón de oro de Alexia al guante de oro de Mary Earps, pasando por el premio a mejor entrenadora para Sarina Wiegman. Ser la mejor es difícil pero llevarlo a un colectivo para convertirse en las mejores es capacidad de muy pocas y las protagonistas de la final mundialista forman parte de esa burguesía futbolística.
Un año masticando revancha
Lejos en lo futbolístico, no en el tiempo, queda la derrota en los cuartos de final contra Inglaterra en la pasada Eurocopa o la eliminación a manos de Estados Unidos en el Mundial de 2019 en octavos de final. En ambas ocasiones. España fue eliminada por la campeona. Ahora, ante la atenta mirada de la Ópera de Sydney, el escenario es mucho más sencillo: o ser campeonas o volver a caer en manos de esta misma. Castigadas por la campana y una afición inglesa que empezó a consagrar el fútbol femenino como un deporte de masas, España se quedó a las puertas de superar su primera eliminatoria después de verse por delante hasta el minuto 84’ cuando llegó el gol británico para forzar la prórroga y acabó desatando una locura que sigue latente hoy y solamente podrá poner punto y final una revancha.

El transcurso de un año entre los cuartos de final de la Eurocopa con Ella Toone y Georgia Stanway como protagonistas y las vísperas de una final mundialista han estado marcadas por un crecimiento continuo y acentuado en el último mes, donde como diría Jenifer Hermoso: «España se ha ganado un respeto«. Un crecimiento también en el ámbito extradeportivo aunque no de forma completa. El avance pasa por ver a las jugadoras junto a sus familias e hijos en la expedición a Oceanía, un cuerpo técnico con más fisios y un camino que al igual que en lo futbolístico todavía tiene mucho por recorrer.
Sarina Wiegman y la experiencia en grandes citas
En 2017 Sarina Wiegman se consagró como la entrenadora de moda después de ganar la Eurocopa con Países Bajos. Seis años más tarde ha disputado dos finales de dos posibles a vísperas de una tercera, que será la segunda a nivel mundialista. El único título que se le resiste después de ganar la Eurocopa por partida doble y la Finalissima. La llegada de Sarina Wiegman ha coincidido con la mejor generación de futbolistas inglesas o quizás ha sido ella quien las ha hecho mejores.

Desde la portería donde Mary Earps vive el éxito acorde con su seleccionadora, hasta una línea defensiva liderada por Jess Carter y Millie Bright, Wiegman ha hecho olvidar la lesión de Leah Williamson, demostrando una vez más del peso del colectivo en un equipo en el que cuesta encontrar una estrella pero también una jugadora que no sume. Si Alexia Putellas es referente para las niñas que quieren ser jugadoras profesionales, Wiegman lo es para aquellas que quieren verse en un banquillo el día de mañana. Nada sencillo en el Mundial con más entrenadoras mujeres de la historia.
España y el cambio de careta
De jugar sin Alexia Putellas ni Jennifer Hermoso en la Eurocopa a un Mundial donde sobre todo esta última se ha convertido en irremplazable y sorprendentemente cada vez más lejos de la posición del ‘nueve’. Es tan inexplicable como el fútbol en sí mismo que hayamos dado la vuelta al globo terráqueo para volver a ver el tráiler de una película con diferentes protagonistas. Más allá de Alexia Putellas y Jennifer Hermoso encontramos las bajas de Patri Guijarro y Mapi León. Para sustituir a la primera ha aparecido la ya indispensable, Tere Abelleira. En cuanto a la segunda, Irene Paredes ha vivido un particular baile en referencia a su pareja central, desde Laia Codina, Ivana Andrés o Rocío Gálvez. La portería no es para menos, y es que los palos de la Selección han visto desfilar a Sandra Paños, Misa Rodríguez y ahora una joven y rompedora, Cata Coll.

Con un estilo e identidad de juego intactos desde 2019, a simple vista la única gran diferencia pasa por una Selección cuya barrera siempre fue tener rivales demasiado grandes para un estilo en construcción como era el de una Roja que jugaba bien pero no ganaba. Hoy no solamente gana, sino que también enamora con su fútbol. Comparar fútbol masculino y femenino nunca fue lo más a habitual, pero las puertas del éxtasis y el delirio de una final es imposible no recordar que, al igual que sucedió en Sudáfrica 2010, España también jugará la final de un Mundial que se disputa por primera vez en un continente. Y ya sabemos que se dice de las finales.
No Salma, no Chloe, no Party
El fútbol, como el cine, pertenece a aquellas personas que logran cambiar el guión, nos hacen soñar con aquello que empieza a convertirse en una realidad. Es el caso de Salma Paralluelo, que marcó el gol en la prórroga contra Países Bajos sellando un pase a semis donde volvía a ser protagonista abriendo el marcador contra Suecia. La victoria en Inglaterra no se entiende sin Chloe Kelley. Si hablamos de una selección sin estrellas donde cada una ocupa su lugar, a la jugadora del Manchester City le ha tocado el de las grandes citas. Desde el gol en la final de la Eurocopa, al penalti decisivo en octavos de final contra Nigeria pasando por otro penalti, en este caso de la Finalísima contra Brasil. ¿Cuál de las dos será la mejor guionista?


Lucha por la posesión, lucha por la final
No es un gran descubrimiento decir que el buen fútbol y la posesión ganan partidos pero quizás Inglaterra y España han encontrado en ellos una salvación en unos estigmas cada vez más deshumanizados y planteamientos más directos. Wiegman y Vilda, dos entrenadores que no han entendido este Mundial de otra forma que no sea dominando el balón y por tanto el juego. Aunque esta pueda ser la única similitud que los une.
España fue dominadora de más del 70% de la posesión en los dos primeros partidos, pero adueñándose también del esférico en cuartos y semifinal. Las inglesas firmaron también una fase de grupos en la que dominaron a través del balón, pero si algo une ambas selecciones es el hecho de no ser los dos únicos equipos en no ceder la posesión de balón en ningún partido del torneo. Durante décadas Inglaterra y España se repartieron parte del mundo, de Cristobal Colón a James Cook. Ejércitos y infanterías de película. Pero ahora es todo más sencillo. Simplemente fútbol, y el guion de esta película que empezó a escribirse el 20 de julio de 2022 se encuentra a solamente a 90 minutos de su final.
Imágenes de Getty Images.