España hace historia y se clasifica a la final del Mundial con una Salma Paralluelo que ha nacido para las grandes citas

Doña Salma Celeste Paralluelo Ayingono. 19 años. Vigente campeona sub-17, sub-20, y a un paso de serlo a nivel absoluto. De triunfar en el tartán a hacer historia sobre el césped. Dos goles para convertir el sueño en realidad y encontrarse a solo noventa minutos de la gloria. Hija de padre español y madre ecuatoguineana, Salma ha nacido para las grandes citas. Este Mundial solo ha sido una excusa más para corroborarlo. Porque a tan joven edad, lleva tiempo rompiendo récords. Desde su llegada a la élite con el Villarreal, el fichaje por el Barcelona y más que consolidada en la Selección Española. Esta vez como revulsivo para cambiar un partido atascado y donde el físico sueco ponía el peligro las opciones de llegar al destino más deseado, la final. No obstante, allí estaba Salma para volver a tocar el cielo.

Porque ya lo hizo ante Países Bajos en otro final agónico. Y con un auténtico golazo. Después de que van der Gragt empatara el encuentro al filo de los noventa minutos y de una clara ocasión de Beerensteyn, la joven Salma descosió la zaga neerlandesa para aliarse con el poste e introducir el balón al fondo de la red. Su presentación al mundo. Porque en España ya la conocíamos de sobra. No solo por su trayectoria futbolística, sino por su pasado en el atletismo. Y es que en su día tuvo que elegir entre dos pasiones. O las zapatillas de clavos o las de tacos. Fue en 2022, cuando la llamada del Barcelona la hizo decantarse por el balón. Pero hasta entonces, compitió y triunfo en ambas disciplinas. Mientras se proclamaba campeona del mundo con las categorías inferiores de España también lo hacía en el atletismo nacional.

Un dilema que se mantuvo durante años en su cabeza. Una tenacidad que hoy lleva a España a la final del Mundial. Porque finalmente decidió correr detrás del balón, pero está claro que todavía no ha olvidado esa época como atleta. Sus aptitudes físicas la delatan. Y es que precisamente era eso lo que la Selección necesitaba para hacer frente a Suecia. Una delantera capaz de abrir espacios y atacar en campo abierto. Su entrada en el minuto 57’ por Alexia Putellas reactivó el ataque español. De la inoperancia al dominio. En momentos donde Suecia se veía superior, la atacante maña igualó fuerzas y estiró al equipo. Nada más entrar ya avisaba que no se dejaría derribar ante la dureza sueca.

Un cambio que además propició un nuevo elemento táctico, con Jenni Hermoso en la creación y liberando a Aitana Bonmatí. La misma Jenni asistiría minutos después para que Salma armara rápida su derecha y batiera a Musovic con un disparo raso. Solo faltaba aguantar diez minutos. España se veía dentro. Pero el fútbol todavía tenía su respuesta, y en un balón muerto Rebecka Blomqvist empataba a dos minutos del fin del tiempo reglamentario. Ni un minuto después, que el éxtasis se apoderaba de todo un país. Olga Carmona ponía la guinda en un disparo rematado por todos. Ya solo le faltaba el gol a la andaluza tras su gran torneo. Siete minutos de infarto. El sueño a la vista. Un desenlace digno de fútbol y primera final para la historia. Regreso al 2010. Esta vez para un equipo femenino que se lo ha ganado sin que nadie le regalara nada.

El premio para una Salma que se quedó sin Eurocopa hace un año por una lesión inoportuna. Años de presión y angustia entre la espada y la pared. Cuando llegó el momento, supo aprovecharlo, y de estrella en el Barça a liderar a la Selección. Como si de la famosa teoría de Johan Cruyff se tratara. “Nunca sabes si juegas bien o mal, pero a disfrutar puedes jugar siempre”. Porque quizá nunca vuelvas a jugar en un Mundial, y aunque Salma tiene mucha carrera por delante, saltó al verde como su fuera la última vez. Disfrutando como una niña. Esa misma que hace nada se debatía por su futuro y que ahora ve recoger los frutos de años de sacrificio y esfuerzo. Así es Salma, la revolución que España necesitaba.

Imágenes de Getty Images.