Alemania debutó en el Mundial con su habitual excelencia y muere sin alma ante el mayor fracaso de su historia

Alemania se despide antes de tiempo del Mundial. Empezaron con el éxtasis en la victoria contra Marruecos, pasaron a la anecdótica derrota contra Colombia y se convierten en decepción tras empatar contra Corea del Sur en la última jornada. Un torneo que iniciaron con aires de gigantes y acabaron sin fe y mucho por perder. De esta forma las alemanas caen eliminadas en fase de grupos por primera vez en su historia.

El caos y el adiós de la eterna perfección, así ha sido el Mundial de las alemanas. Llegaban un año más con el cartel de candidatas reafirmando en la primera jornada pero perdiéndolo todo antes de tiempo. Mientras Marruecos o Colombia logran un fenómeno sin precedentes, las germanas viven su particular desastre, también sin precedentes. Da igual si eres un gigante como Alemania o debutante como Marruecos, el corazón late si te queda fe, y a las alemanas no les quedaba ni un resquicio. Tampoco de su fútbol.

No es como empieza sino como acaba, y Alemania se ha ido demacrando con el paso del tiempo. Dos semanas han sido suficientes para firmar la primera eliminación en una fase de grupos y la primera derrota fuera de la fase final desde 1995. El inicio del Mundial se firmó con una selección que imponía su particular supremacía futbolística. Una versión por todos conocida y más para las propias germanas. La goleada (6-0) contra Marruecos las realzaba como favoritas y hacía firme aquello de “en el fútbol siempre gana Alemania”. Una frase que se convierte hoy en mito con Alemania arrodillada ante Marruecos y Colombia que, si hablamos de fútbol, conocen la derrota. Pero si hablamos de fe, no conocen el hecho de vivir sin ella. 

Ante los brotes verdes del fútbol femenino en Colombia o Marruecos, donde se logró el récord de asistencia de la Copa África el pasado verano, llega la caída de Alemania, la ocho veces campeona de la Eurocopa. No solamente en lo deportivo, también a nivel institucional después de comunicar a las jugadoras que no cobrarían primas por su participación en el Mundial. Aunque tras la eliminación en la fase de grupos todo apunta a que el mayor desembolso de la DFB pasará por el despido de Martina Voss-Tecklenburg.

El desenlace del Grupo H es el fiel reflejo de un Mundial que no deja de sorprendernos con Canadá, Italia, Brasil y ahora Alemania fuera de la ecuación. Como si cada sorpresa fuera mayor que la anterior. Colombia y una debutante Marruecos justifican la inversión de su país por el fútbol femenino, pero no ha sido ninguna de las dos anteriores la encargada de despedir a las alemanas en la última jornada, sino Corea del Sur, el mismo verdugo que tuvo la selección masculina en 2018.

El pitido final con empate a uno contra Corea ha significado un antes y un después en la historia de los Mundiales. Un adiós anticipado pero merecido, un golpe de realidad para justificar aquella frase que todos escuchamos como niños de “a veces se gana y a veces se pierde”. Frase que sirve para destrozar más la hegemonía en el que estamos bautizando como ‘el mundial de las sorpresas’. El Mundial empezó con éxito para Alemania pero nada más allá del inicio, porque en el partido decisivo contra Corea ya perdían en el minutos seis tras el gol de So-Hyun Cho que obtuvo la respuesta de Alexandra Popp al filo del descanso. De poco sirvió tras una segunda parte en la que el fracaso se veía cada vez más cerca reflejándose en nerviosismo y miedo sobre el terreno de juego.

Corea, un verdugo no tan desconocido

En Rusia 2018 la selección masculina cayó en fase de grupos tras perder contra Corea del Sur. Japón ocupó el rol de verdugo también en Qatar 2022. Parece que la maldición asiática no entiende de géneros. Da igual Corea o Japón porque el final lo conocemos y pasa por ver a una Alemania entre lágrimas, aunque parezca extraño cuando hablamos precisamente del país de la perfección.

Ni Alemania desconocía a Corea, ni mucho menos las asiáticas que cuentan en el banquillo con el seleccionador inglés, Colin Bell, desconocían a las de Martin Voss-Tecklenburg. Ver a Alemania caer eliminada a manos de Colin Bell podría ser demasiado cruel, pero el adiós de Colin a costa de la alegría alemana tampoco se ha contemplado como una opción, por eso el fútbol nos ha dejado un punto y final a la fase de grupos en el que los dos se han despedido entre lágrimas. 

Bell, actualmente seleccionador de Corea del Sur, ganó la última Champions del fútbol alemán en 2015 con el FFC Frankfurt, donde coincidió con Kathrine Hendrich, central de la selección actualmente. Sin duda alguna Bell le debe mucho a Alemania, pero el país también le debe mucho al técnico que logró el último gran título internacional. 

Alexandra Popp, efectividad desaprovechada

Alemania nos tiene acostumbrados a reinar en el fútbol y en lo que no es fútbol. Aquello de ‘una generación perdida’ no se entiende en un país donde la cultura y perfección son tradición, la excepción a la excelencia pasa por su expedición a Oceanía que deja la sensación de empezar a desaprovechar una de las tantas generaciones hechas a medida para triunfar. Posiblemente la exclusión del fracaso pasa por su delantera referencia, Alexandra Popp, que a sus 32 años se marcha del Mundial con cuatro goles anotados y como máxima anotadora del torneo. A su lado quedan sin pena ni gloria los nombres de Jule Brand y Lea Schuller. Toda su proyección ofensiva fue la mejor para golear, pero quedó en nada a la hora de la verdad.

Desde una defensa apuntalada con experiencia a un centro del campo hecho a medida con Lena Oberdorf, Svenja Huth, Klara Bühl o Sara Dabritz en la medular. La plantilla de Alemania parece fabricada para el éxito. Pero entre este y el fracaso hay solo un paso y sino que lo pregunten en Alemania, capaz de lo mejor y lo peor. Acostumbradas a ganar la derrota parece efímera, pero ya es más habitual de lo que pensamos. Ahora las miradas se centran en el banquillo, donde se acusa futbolísticamente a Martina Voss-Tecklenburg, por todo lo que ha hecho o ha dejado de hacer, terminando por perder aquel lema universal de “en el fútbol siempre gana Alemania”.

Imágenes de Getty Images.