Sudáfrica reclama su momento

Sudáfrica vence por primera vez en un Mundial y logra clasificarse de forma agónica e histórica a los octavos de final
En 1994 se realizaron las primeras elecciones universales en Sudáfrica. Fue el inicio de una nueva esperanza en el país dos años después del desmantelamiento del apartheid. Con Nelson Mandela como nuevo presidente, el país entró en plena transición democrática y terminó con su aislamiento internacional. Mandela se convertía en todo un símbolo para el mundo entero, y el deporte, en su mejor herramienta para dejar el pasado atrás. Mientras el rugby era un deporte de blancos, el fútbol era para los negros. Sin embargo, en la Copa de África de 1996, quedó demostrado que la redonda no entiende de colores. 27 años después, el césped ha vuelto a poner bajo el foco a una Sudáfrica que disfruta de su primera victoria y una clasificación para la historia en el Mundial.


Sudáfrica es un auténtico mosaico de pueblos. Sus once idiomas oficiales y la riqueza cultural que la rodea le han hecho valedora del apodo ‘Rainbow Nation’, la Nación del Arcoíris. Los colores de la bandera representan dicha diversidad, y aunque cuando fue diseñada se especificó que no tenían ningún significado concreto, en los últimos tiempos se la ha dotado de simbolismo. Ese 1996, el fútbol sirvió para unir lazos y dejar a un lado las diferencias. El rugby lo había logrado un año antes en la Copa del Mundo. De hecho, la película ‘Invictus’ dirigida por Clint Eastwood refleja el punto de inflexión que supuso ese torneo. Pero el balompié no ha sido menos y tuvo un papel crucial en la Copa África que se disputó en tierras sudafricanas.
Los ‘Bafana Bafana’ tenían una gran oportunidad para hacer historia. Lucas Radebe (negro) y Mark Fish (blanco), capitanearon a esa selección bajo el lema “Un Equipo, un País”. Tras clasificar a la fase final y eliminar a Argelia y Ghana, alcanzaron la final, donde se verían las caras ante Túnez, una de las sorpresas del torneo. 80.000 hinchas presenciaron la victoria anfitriona gracias a dos goles de Mark Williams. Un día histórico. Pero ‘Madiba’ quería dar un paso más, y tras no lograr traer el Mundial de 2006, lo lograría en 2010. El resto es historia. Sudáfrica demostró estar preparada para albergar un evento de tanto calibre, y en España, se celebró como nunca. Pero el fútbol femenino seguía a un lado, hasta que el pasado verano el equipo conquistó Marruecos y se convirtió en campeona continental.

De los ‘Bafana Bafana’ a las ‘Bayana Bayana’. No estaría Nelson Mandela para disfrutarlo, pero sí una generación que llegaba a su segundo Mundial tras hacerlo en 2019. Curiosamente, el país sudafricano era candidato a albergar la edición de 2023, pero al final venció la candidatura oceánica. Sin embargo, Sudáfrica ya ha dejado huella. Y de qué forma. Un partido marcado por la agitación y un gol de Thembi Kgatlana para desatar la explosión de alegría en la primera victoria en un Mundial para el equipo africano. Pero no solo eso, con cuatro puntos, las de Desiree Ellis, al cargo desde 2016, conseguían clasificar por primera vez a los octavos de final. Día que quedará marcado en el calendario en los años venideros.
La Italia de Bertolini llegaba a la última jornada con el futuro sin resolver. Tras ganar a Argentina por la mínima y ser vapuleada por Suecia, el combinado africano se le presentaba con hambre de victoria. Con goles de Arianna Caruso las transalpinas se acercaban a los octavos de final tras el fracaso de la Eurocopa. Sin embargo, los errores defensivos y la electricidad de Hildah y Kgatlana llevaron a Sudáfrica al éxtasis. En el minuto 91’ la actual delantera del Racing Louisville empujaba el balón a la red, y al mismo tiempo, el sueño de todo un país. Porque aunque hemos visto la cara y la cruz del fútbol, África ha reclamado su momento en esta Copa del Mundo. Otra selección del continente olvidado seguirá dando pasos en el torneo, y lo hará para enfrentarse a Países Bajos. Interesante encuentro para regresar al pasado y a las relaciones coloniales.