El Mundial, puerta abierta a la transexualidad

La presencia de Quinn en el Mundial será una pieza clave para que las federaciones internacionales den un paso en favor de la integridad
Aunque las federaciones deportivas internacionales no se han puesto de acuerdo en torno a la normativa con las personas transgénero, este es un debate que continuamente se presenta sobre la mesa. Sobre todo en competiciones femeninas, donde la defensa de los derechos del colectivo LGTBIQ+ siempre está presente. Y el Mundial no es excepción. Un par de semanas antes de iniciarse la Copa del Mundo hubo varias interacciones y polémicas con este tema. Una de las más sonadas fue la de Megan Rapinoe, quién en una entrevista para la revista Time explicó que estaría encantada que las mujeres trans puedan jugar competiciones internacionales femeninas, ya que las ve «como lo que son, mujeres reales».

La futbolista americana criticó que en el discurso tránsfobo se utilicen argumentos como que las mujeres transgénero quitan el puesto a otras deportistas que han nacido mujeres, ya que dice que las deportistas trans son mujeres y no darles el puesto que se merecen es una grave discriminación. Rapinoe también ha criticado que desde algunos medios se hagan bromas o se legitime un discurso contra las personas trans en el deporte. Ya que la gente lo extrapola y lo utiliza para atacar a las personas trans en todos los ámbitos de la vida.
Un debate muy extenso y sin respuestas
El debate de la competición de las personas trans es un tema de suma complicación y no parece fácil que se vaya a llegar a una decisión próximamente. Además, en este debate entran multitud de casos más como las personas intersexuales, personas que nacen con características sexuales que no se ajustan a las nociones binarias típicas de los cuerpos masculinos o femeninos. Y que son casos más comunes de lo que nos podemos imaginar, porque según datos de las Naciones Unidas, se calcula que hasta el 1,7% de la población nace con rasgos intersexuales.
Además, tomar decisiones drásticas sin estudios previos puede suponer un error muy grave y excluir a algunas atletas. Este año, la Federación Internacional de Atletismo (WA) ha decidido que las mujeres que empezaron su transición después de la pubertad no podrán participar en competiciones que puntúen en el ranquin internacional. Todo esto sin tener casos de mujeres transexuales que hayan participado en competiciones internacionales y por lo tanto sin datos de su impacto.
Otra norma que han incluido es que algunas atletas deberán empezar un proceso médico para rebajar su nivel de testosterona hasta los 2.500 milimoles por litro. Lo que obliga a algunas atletas a pasar por este proceso y excluye a aquellas que se nieguen. Unas medidas muy drásticas y que recuerdan a un caso en este Mundial, el de Barbra Banda. La futbolista zambiana no pudo participar en la Copa de Naciones Africana del año pasado por sus altos niveles de testosterona, y se rumorea que también fue una de las causas por las que no fichó por el Real Madrid el año pasado. Ahora sí ha podido participar en el Mundial, como ya lo hizo en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Quinn, la primera jugadora trans no-binaria en jugar un Mundial
Dentro de todo este debate, acusaciones e historias de exclusión, descubrimos a jugadoras que han podido encontrar su espacio, como el caso de Quinn, mediocampista en la selección de Canadá. La canadiense se ha convertido en la primera jugadora transgénero no-binaria en jugar un Mundial. Pero no solo eso, también es la primera atleta trans en participar en unos Juegos Olímpicos (Río 2016 y Tokio 2020) y la primera en ganar una medalla de Oro.
Quinn debutó con la selección absoluta de Canadá en 2014 cuando tenía tan solo 18 años. Ha jugado en varios clubes como el París FC, el Vittsjo GIK de Suecia y actualmente juega en el OL Reign, de la liga norteamericana. Sus padres le llamaron Rebecca al nacer, pero no utiliza su nombre ni en su dorsal ni en sus redes sociales. Además ella prefiere que se la trate con el género neutro they/them en inglés.

En 2020, a través de una rueda de prensa y una publicación en Instagram salió del armario y explicó que era una persona transgénero no-binaria. Ya desde el primer momento dijo que quería ser la referente para los jóvenes atletas que ella nunca había tenido y ayudarles en su proceso. Quinn también se mostró muy tajante desde un principio sabiendo que este activismo también supondrá enfrentarse a gente que no la aceptará.
Probablemente, Quinn será una pieza clave para aclarecer todo este debate y que las federaciones internacionales den un paso por la integridad. Que no sea solo escuchar el ruido desde un despacho y desde el privilegio. Sino también escuchando a los atletas trans y no binarios para conocer mejor una de las partes primordiales de esta discusión. Seguramente, la más importante. Y así no dar pie a la exclusión y que todos, todas y todes podamos disfrutar del deporte.
Imágenes de Getty Images.