Choque de estilos en la máquina del tiempo

Estados Unidos y Países Bajos, han cambiado muchas cosas desde 2019 en la rivalidad transoceánica pero el estilo sigue siendo innegociable
De Sarina Wiegman a Andreias Jonker y de Jill Ellis a Vlatko Andonovski. Cuatro años y una metamorfosis para volverse a medir después de la final del Mundial en 2019. Una travesía en la que han cambiado muchas cosas, desde el guion hasta el ganador de una batalla que hoy se queda sin dueño. Pero aquello que no se negocia es el estilo, y hoy no ha sido la excepción. Dos partidos en uno. En la primera parte Países Bajos nos ha hecho recordar por momentos a la Naranja Mecánica, además de sumar el 1-0 en el marcador por mediación de Jill Roord. Pero como decía el mestro Bielsa: “El éxito relaja”. Así lo han hecho las de Jonker, algo que ha aprovechado a la perfección Estados Unidos para ofrecer un vendaval de fútbol y intensidad en la segunda mitad sobre la portería defendida por Daphne Van Domselaar.


La primera parte de Países Bajos ha sido digna de ser favorita al título. Misma ‘etiqueta’ para Estados Unidos con su constante acoso en el segundo asalto. Incluso más favoritismo para las ‘yankees’ si tenemos en cuenta su poderío en esta competición. Si bien el fútbol femenino parece un invento estadounidense y como digo, parece, mucho antes se inventaron los esquemas tácticos de la ‘Naranja Mecánica’. La del fútbol asociativo, del cual Johan Cruyff fue profeta. Holandés de nacimiento y de idea futbolística, aquella que han impuesto hoy por momentos las pupilas de Andries Jonker sobre el césped del Sky Stadium. Insisto, por momentos.
Tal ha sido el cambio de guion en la segunda parte que a las neerlandesas no les ha quedado otra que dar por bueno un punto después de sufrir los incontables asedios norteamericanos. Todo empezó con el cabezazo de Lindsey Horan en el 63’ que ponía el empate. No resistió a la presión Países Bajos, esa presión que tanto le gusta a la estrella estadounidense Sophia Smith: “Me encanta la presión”. Porque es precisamente bajo el foco mediático donde las norteamericanas se encuentran más cómodas.


Un solo cambio ha gastado Vlatko Andonovski de los cinco posibles. ¿Quién dijo que más fueran necesarios para ser efectivos? La entrada de Rose Lavelle al descanso ha cambiado por completo la cara. Ante la falta de dinamismo, se han juntado Lavelle y Horan, las reinas de la creación ofensiva. Asistente y autora del gol.
Para los que recuerdan la final de 2019, hoy hemos vivido una final anticipada y para nada similar a la que vimos hace cuatro años, empezando por la ausencia de minutos para Megan Rapinoe. Estados Unidos mantendrá su condición de invicto mundialista desde 2011, algo que firmaban muy pocos cuando la colegiada Yoshimi Yamashita ha señalado el túnel de vestuarios en el descanso. Aunque ya sabemos que toda duda sobre la capacidad de las barras y las estrellas es excesiva.
Andries Jonker y Vlatko Andonovski: la batalla de las pizarras
Andries Jonker es sinónimo de experiencia y una carrera de casi 30 años dedicada a los banquillos. Cuando nació Esmee Brugts, la holandesa más joven de la convocatoria, el propio Jonker ya dirigía en el Barcelona de la mano de Louis Van Gaal, recogiendo las cenizas que dejó latentes el compatriota Johan Cruyff. Tres centrales y dos pivotes para una salida de balón que hoy se ha convertido en la pesadilla de Vlatko y sus tres delanteras en la primera parte: Trinity Rodman, Alex Morgan y Sophia Smith. Con esta formación en el inicio del juego las holandesas han generado una constante superioridad de 5 contra 4, a la cual sumamos las ayudas de Victoria Pelova y Esmee Brugts en los carriles exteriores.
Muy diferente ha sido la segunda parte, donde Países Bajos se ha mostrado irreconocible, dando un paso atrás y dejándose engullir por su mayor enemigo (y el del mundo entero). Una selección estadounidense a la que no han ganado todavía en los hasta seis antecedentes previos. El balón parado es considerado para muchos la antítesis del juego de posesión. Hoy esa antítesis ha sido la particular forma que ha tenido Estados Unidos de devolverles todo el sufrimiento del primer tiempo.
Aunque si hablamos de devolver, hoy la ‘vendetta’ la prometía llevar de la mano Países Bajos y se ha quedado en los primeros 45 minutos. La desesperación en Estados Unidos ha llegado a su final en el momento exacto que Sophia Smith detuvo el tiempo para inventarse una genialidad y superar con el control a Victoria Pelova. Volvía el estado de dulce para las norteamericanas. Acababan de empatar y querían más. Todo les funcionaba, al igual que en 2019.

Rose Lavelle ha vuelto a ser la clave del éxito contra Países Bajos. En 2019 paralizó el país con su gol en la final del Mundial que confirmaba a Estados Unidos como campeona del Mundial. Cuatro años más tarde se convierte en la pieza fundamental para lograr un empate y dejar sin revancha a la Naranja Mecánica. Ingresaba al terreno de juego en el 45′ y en el 63′ salía de sus botas la asistencia para que Horan acabase empatando.
Es imposible no recordar la final de 2019 con Alex Morgan y Megan Rapinoe como protagonistas. Hoy la primera ha estado lejos de su mejor versión y la segunda ha permanecido en el banquillo. Es por eso que el fútbol nos ha traído a Sophia Smith y Trinity Rodman, dos jugadoras que se formaron viendo por televisión a las propias Morgan y Rapinoe y más pronto de lo que nadie esperaba, han acabado llevando el peso de la selección a su espalda.

Puede cambiar el escenario, incluso las protagonistas, pero siempre habrá una historia que contar y en el caso de Estados Unidos y Países Bajos la historia pasan por dos concepciones del fútbol muy diferentes. Unas sueñan con la revancha y las otras con seguir haciendo eterna la hegemonía que se abrió ya hace ocho años.
Imágenes de Getty Images.