El agujero negro de Noruega

Un punto que se ha convertido en la pesadilla de una Noruega con el vestuario herido y al borde del abismo
Noruega se encuentra al borde del abismo. Después del duro varapalo que supuso su eliminación en la Eurocopa, el equipo norteño llegaba a la Copa del Mundo dispuesto a redimirse. Con una de las plantillas de moda y jugadoras del nivel de Hegerberg, Engen y Graham Hansen, las noruegas se postulaban como uno de los equipos a tener en cuenta. Encima encuadrada en un grupo a priori asequible. Y es que el golpe de Inglaterra ya era agua pasada. Una nueva era empezaba de la mano de Hege Riise, el nombre propio del Mundial de 1995, donde la selección alcanzó por segunda edición consecutiva la final del torneo. Tiempos dorados eran aquellos. Porque ahora nada podría ser peor. O sí, otra eliminación. Con un punto de seis posibles, las Grasshoppers ya no dependen de sí mismas para una última jornada que pretende ser de infarto.

Después de una jornada inaugural desfavorable, donde Noruega cayó por la mínima ante Nueva Zelanda, el encuentro ante Suiza se convertía en una prueba de fuego. Más aún tras el sorpresivo triunfo de Filipinas ante las coanfitrionas neozelandesas. A pesar de su importancia, el partido de Noruega empezó mal incluso antes de que sonara el partido inicial. El día anterior se filtró desde NRK Radio que dos pilares como Ingrid Engen y Caroline Graham Hansen no formarían en el once titular. Dos de las mejores jugadoras del país que, tras el debut, criticaron el planteamiento táctico de la entrenadora. No parece casualidad. Hege Riise mandaba de esta forma un mensaje arriesgado a sus futbolistas, pero dicen que el remedio a veces es peor que la enfermedad, y así se cumplió en el césped del Waikato Stadium.
Pero para colmo, justo antes de iniciar el encuentro, Ada Hegerberg abandonaba el césped en un movimiento inesperado para todos. Según la federación lo hacía por problemas físicos, poco después del partido, la propia Ada lo confirmó en sus redes sociales. “Sentí molestias al correr justo después de los himnos. Junto al cuerpo técnico, decidimos no correr el riesgo para no desperdiciar a las suplentes en un partido tan importante para nosotras”. Una situación fría, al igual que el inicio del partido. Ya no solo por el viento y la lluvia, sino por la intensidad en el terreno de juego. Noruega, como sucedió en el primer partido, no había saltado al campo. Todavía seguían aturdidas tras el golpe del Eden Park. Como si no hubiesen despertado de la pesadilla de la Eurocopa.

Un punto no era suficiente. Y Graham Hansen trató de ponerle remedio tras el descanso una vez saltó al campo. Pero no hubo manera. Nadie remataba sus centros. La ausencia de Hegerberg era cada vez más evidente, para la desesperación de un equipo que seguía sin comparecer. Tampoco lo hizo Engen hasta el minuto 88’, cuando Hege Riise decidió mover el banquillo. Demasiado nerviosismo en Noruega mientras las suizas quedaban satisfechas con mantener el liderazgo del grupo. Finalmente, reparto de puntos y todo en juego para la última jornada. Pero en Noruega hay una brecha irreparable. Las declaraciones de Hansen ante los medios noruegos tras el encuentro fueron lapidarias. “Realmente siento que me han pisoteado durante todo un año. No quiero decir demasiado, ya que todavía tenemos oportunidad de pasar. Pero por supuesto, estoy decepcionada. Creo que las personas pueden leer entre líneas lo que está sucediendo”.
¿Salen las cuentas?
Noruega ya no depende de sí misma. Con solo un punto y colista de grupo, deberán estar atentas al transistor. Por eso el partido entre Nueva Zelanda y Suiza será determinante. Su objetivo debe ser ganar a Filipinas, pero mientras el equipo suizo sume, no habrá esperanzas. La hecatombe se abre paso, y en Noruega penden de un hilo. El terremoto vivido en el vestuario tampoco ayuda. Lejos queda ese equipo que logró llegar a dos finales en 1991 y 1995. Tampoco se divisa al combinado que en 2019 lograba alcanzar los cuartos de final. Los fracasos consecutivos de las dos últimas Eurocopas y lo que pueda suceder en Oceanía sin duda marcaran a una generación. Seguramente la más vistosa de la historia de Noruega.
Imágenes de Getty Images.