Linda Caicedo, un café para Colombia

El café, algo tan sencillo pero imprescindible para la mayoría como lo es la joven Linda Caicedo para la selección colombiana
No me gusta el café, tengo que reconocerlo. Por su amargura, la cafeína y sobre todo, por el miedo a la dependencia. Cuantas veces habré dicho que no. Y es que está en todos lados. Por las mañanas en el bar, el parón en el trabajo y en cualquier sobremesa. Parece ser de convención social. Sin embargo, nunca le he encontrado el gusto. Los hay de todo tipo, pero ninguno me convence. Todavía estoy en busca de una alma gemela que comparta ese sentimiento. Porque el decir que no muchas veces te obliga a dar explicaciones, y eso es lo peor cuando estas no son suficientes. No me gusta, y ya está. Sin embargo, cuando pienso en Linda Caicedo puedo llegar a entender por qué todo el mundo adora el aroma de café.
Porque el café es ese aliado al sueño. Ese calmante para situaciones de estrés. E incluso el instante de relajación después de la intensidad de una comida familiar. Excusa para quedar con los colegas o para cerrar esos politizados debates en casa de la abuela con el siempre imprescindible “¿quién va a querer café?”. Algo similar a lo que ha producido la irrupción de Linda Caicedo con la selección colombiana, cafetera por antonomasia. Solo tiene 18 años, pero ya se ha convertido en imprescindible en una temporada donde además de fichar por el Real Madrid, disputará su tercer Mundial. Esta vez el más especial de todos.


El mundo está a sus pies. Sobre todo tras deslumbrar el pasado verano. Mientras nosotros estábamos de vacaciones, ya fuera disfrutando o sufriendo de las altas temperaturas, Linda Caicedo se preparaba para maravillar a todo un país. Hacía tres años que la joven perla había debutado con la selección absoluta, pero nada que ver con lo que demostraría en tres meses. La primera parada fue la Copa América. Linda dejó dos goles y llevó a Colombia a la final, donde cedería ante Brasil. Su gran torneo no pasó ni mucho menos desapercibido, y fue elegida como la mejor jugadora. Nada mal como carta de presentación al mundo.
Pero por si fuera poco, Linda volvería a vestirse con su camiseta nacional, aunque bajando de categoría para representar a la Sub-20 en el Mundial de Costa Rica. De nuevo dos goles, pero no consiguieron pasar de cuartos. Tocó ver el éxito de lejos. Pero quedaba otra oportunidad. El Mundial Sub-17 de India. Ya en el mes de octubre, Colombia volvería a ser subcampeona, y como no, con Linda Caicedo como máxima goleadora del torneo. Solo una generación dorada de España evitó que las cafeteras se subieran a lo alto del podio.
La atacante por aquel entonces de América de Cali levantó pasiones. Y en Europa sonaban las campanas. Otra estrella cruzaría el océano. El destino estaba por ver. Entre los candidatos, Barcelona y Chelsea parecían los más posibles, no obstante, el Real Madrid ganó la puja. Si es que en algún momento la hubo. El regalo atrasado de navidad. La camiseta de los sueños. Como cuando Florentino fichó a un tal Vinicius, llegaba Linda Caicedo para convertirse en la futura estrella del equipo femenino. Diez partidos y dos goles han sido su registro desde entonces. No parece mal encaminada. Y menos con un Mundial por delante. Por qué sí, Linda Caicedo es como el café. Esa sustancia psicoactiva que necesita Colombia para los grandes torneos. Una jugadora diferente, que ameniza las veladas y que liderará a una selección que hace gala de su mejor producto. ¿Qué haría el mundo sin él? ¿Y qué hará Colombia con ella?
Imágenes de Getty Images.