¿Cuándo volverán?

Una radiografía sobre el conflicto en la Selección, que con el Mundial a la vuelta de la esquina, sigue generando muchas preguntas y pocas respuestas
Quedan dos meses para que llegue la fecha más esperada del año. En tierras oceánicas ya se preparan para el inicio de un Mundial atípico. 32 selecciones participantes, la cifra más grande hasta el momento, y una previa de lo más agitada. En Europa la FIFA todavía no ha realizado el reparto de derechos televisivos, amenazando con un apagón ante las bajas ofertas, mientras que en selecciones como Francia y Canadá se han vivido momentos de crispación y polémica. Sin embargo, uno de los aspectos que mayor preocupación genera es el estado de la Selección Española. Más allá de lo que pueda suceder a nivel internacional, en España reina la incertidumbre después de un conflicto que inició meses atrás y que sigue sin resolverse. La rotura entre el seleccionador Jorge Vilda y varias de las mejores futbolistas del país, con la sombra de la Federación acechando, ha propiciado un clima tenso que se mantiene tras la dura eliminación en la Eurocopa.
Es por ello que para intentar poner luz a la oscura realidad contaremos con la ayuda de cuatro expertos que nos hablarán con conocimiento de causa. Jaime Velasco, periodista experto en el Real Madrid; Marta Griñán, periodista en Diario As; Alejandro Pecci, comentarista en Canal Sur Radio; y Manu Sánchez, ex entrenador del Deportivo de la Coruña y actualmente dirigiendo en la Queens League. Todos ellos reflexionan sobre un futuro que se antoja incierto y estancado en un túnel sin salida. ¿Se encontrará solución? ¿Quién se ha equivocado? ¿Cuándo volverán? Muchas preguntas pero pocas respuestas ante un asunto de mucha dificultad y complejidad.
Volverán, pero no todas
La principal duda que a día de hoy envuelve esta situación es si las 15 jugadoras que mandaron el comunicado regresarán a la Selección. Recordemos quiénes eran: Lola Gallardo, Sandra Paños, Andrea Pereira, Mapi León, Ona Batlle, Laia Alexandri, Leila Ouahabi, Ainhoa Moraza, Patri Guijarro, Aitana Bonmatí, Claudia Pina, Mariona Caldentey, Amaiur Sarriegi y Nerea Eizaguirre. Todas ellas alegaron no encontrarse en la mejor situación emocional tras el rechazo por parte de Luis Rubiales de destituir a Jorge Vilda de su cargo después del fracaso en la Eurocopa. Una lista en la que ni Alexia Putellas, Jenni Hermoso e Irene Paredes, quien como capitana fue la primera en dar la cara, formaron parte. Tampoco lo hicieron las futbolistas del Real Madrid. Y desde que en setiembre saltó la bomba, ‘las 15’ no han vuelto a ser convocadas. De hecho, la RFEF ya comunicó que “únicamente regresarían en el caso de asumir su error y pedir perdón”.
Sin embargo, la fecha se acerca, y España no puede permitirse no contar con sus piezas claves. Es por ello que surge la pregunta. ¿Van a volver todas ellas? El consenso parece claro. “Volverán, pero no todas”, apunta Marta Giñan. “Las reuniones y negociaciones para la resolución del conflicto continúan, a finales de abril hubo una nueva y la previsión es que para el final de temporada haya comunicado al respecto”. De la misma forma, la importancia de dicha competición abre las puertas a un posible regreso, aunque también podría suponer un problema para el vestuario actual. Tal y como señala Jaime Velasco, “habrá que valorar el impacto que puede tener en el vestuario habitual durante las últimas convocatorias. Generar aún más presión es lo último que le hace falta a la Selección de cara a una cita tan importante”.
En esa misma línea, Manu Sánchez se muestra confundido ante tal situación. “Hay una serie de futbolistas que han estado dando la cara con la Selección. ¿Qué va a suceder con ellas? E incluso con las jugadoras que recibieron tantas críticas, que parecía que eran unas traidoras. Si ahora regresara la vieja guardia, podría ser perjudicial la convivencia durante el Mundial, y no solo por Jorge. Me parece todo un poco desconcertante”. De hecho, una de las grandes incógnitas será ver si realmente las futbolistas están dispuestas a dar un paso al lado, porque parece que la federación no dará su brazo a torcer. Y si lo hacen, será clave el cómo se gestionarán las emociones. Claro está que el vestuario sufre una rotura, el gestor no es el adecuado para solucionarlo y que España necesita a las mejores para competir.
La cuestión de las formas
Otro de los dilemas reside en cómo se han dado las circunstancias durante todo este tiempo. Precisamente aquí es uno de los puntos donde mayor disparidad de opinión podríamos encontrar. Y es que lo cierto es que ninguna de las partes ha sido clara, y el asunto se ha tratado de llevar desde la discreción. No obstante, hay ciertos aspectos que se han hecho públicos, pero sin ser suficientes para tener una radiografía general de lo sucedido. Recordemos que todo estalla el 30 de agosto, en la primera convocatoria después de la Eurocopa, donde se filtra a la prensa que las capitanas pedían la necesidad de un cambio. Al principio la petición era unánime, luego pasó a ser mayoritaria, pero lo que estaba claro es que la posición de Jorge Vilda se encontraba en el entredicho.

Un descontento que llevaba cociéndose en el vestuario desde antes de la Eurocopa. La falta de exigencia, un discurso repetitivo, y métodos insuficientes para conseguir éxitos llevaron a las capitanas a reunirse primero con Jorge Vilda, y después con el presidente de la RFEF, Luis Rubiales. Sin embargo, lo que luego sucedió nadie lo vio venir. El caso estalló mediáticamente e incluso se llegó a dar una rueda de prensa, donde el seleccionador se mostró decepcionado. También hablaron Irene Paredes, Patri Guijarro y Jennifer Hermoso, que desmintieron las declaraciones en los medios. “Las capitanas en ningún momento hemos pedido la destitución de Jorge. Solo hemos dado a conocer el sentir de la plantilla” fueron las palabras de la central blaugrana. De todas formas, la ruptura con Vilda ya era un hecho, y esa rueda de prensa, supuso un antes y un después.
La imagen pública de las jugadoras se debilitó, e incluso el vestuario sufrió tensiones, especialmente entre el núcleo del Barcelona y del Real Madrid. Todo ello, terminó desembocando en el famoso correo electrónico, donde 15 jugadoras pedían no ser convocadas hasta que la situación fuera “revertida”. La RFEF respondió con un comunicado señalando que «las futbolistas que han presentado su renuncia únicamente regresarán en un futuro a la disciplina de la selección si asumen su error y piden perdón». Esas mismas jugadoras, además de Alexia, publicaron un mensaje en sus redes, donde exponían que “en ningún caso hemos renunciado a la Selección” y al mismo tiempo reafirmaban que “nunca habían pedido la destitución del seleccionador”. Desde entonces, un ambiente de silencio y una nueva selección con futbolistas que nunca habrían imaginado debutar con La Roja en este contexto.
Marta Griñan: “A la hora de hablar de errores cometidos siempre se han señalado las formas, olvidando que ya se habían intentado cambiar las cosas de otra forma y no se las había escuchado. Creo que para cambiar las cosas, hablo de cualquier cosa, hay que unirse y protestar. Esta fue su forma elegida y no la cuestiono. Las filtraciones, la forma en la que la RFEF hizo pública la comunicación de las futbolistas, la no concesión de entrevistas por parte de la selección, el que algunas jugadoras no hayan querido hablar de ello después… desde el punto de vista de la comunicación del conflicto hay muchos errores”. Tal y como apunta Marta, el silencio no ha ayudado a esclarecer la complejidad del conflicto, algo que ha reforzado la imagen de la Federación como institución.
Alejandro Pecci: “Las mejoras que pedían las jugadoras son totalmente comprensibles. De hecho, la gran mayoría de personas que siguen la actualidad del fútbol femenino, pensamos que tiene que haber cambios en la selección si el equipo quiere conseguir alzar un gran torneo. Ahora bien, la comunicación y el timing de las jugadoras fueron equivocados. Un comunicado poco claro, solo mencionando ciertos problemas, sin aportar soluciones. No pidieron el cese del entrenador, lo cual, dejó en el aire muchas de las cuestiones que mencionaron. No estuvieron bien asesoradas y no eran conscientes al ente al que se enfrentaban. La división del vestuario en el envío de mails pidiendo no ser convocadas, tampoco ayudó. No todas, al parecer, estaban de acuerdo con lo que se exigía”.
Dos caras para una misma moneda, y es que tanto Federación como futbolistas no han llevado el asunto de la mejor forma. Aun así, ante algo nunca sucedido en este país, es muy fácil hacer cábalas. En todo caso, ante un posible error por parte de las jugadoras, también es cierto que no es la primera vez donde el principal organismo supone una piedra en el camino para la Selección. Y ya no solo por lo que suceda en el terreno de juego. A nivel institucional y de organización, el cambio que tanto prometía Rubiales para el fútbol femenino nunca ha llegado. En ese sentido, la pregunta recae en: ¿Qué pesa más, el interés futbolístico de todo un país por ganar un Mundial o quedarse una vez más en la orilla?
Demasiadas caras para una moneda
Dos reflexiones de lo más interesantes que nos muestran dos puntos de vista similares aunque con muchos matices. De todas formas, la complejidad de la situación nos obliga a ir más allá. Claro está que desde la renuncia de las jugadoras, la Selección se ha visto forzada a reinventarse. Jorge Vilda ha construido un nuevo núcleo con nuevas jugadoras y, a pesar de los años al mando, no ha querido mirar atrás. En sus posteriores comparecencias, se ha mostrado seguro y con capacidad para seguir remando, aunque ello suponga no ser autocrítico, algo que se le viene tachando desde hace tiempo.
Manu Sánchez: “Creo que tras los partidos ante Estados Unidos y Suecia Jorge se equivoca y pierde una oportunidad de tender la mano y acercar posturas. Entiendo que quería reforzar la posición tras unos días difíciles, pero no estamos hablando de un equipo cualquiera, se trata de una selección que es de todos, y allí hay que tener mucha mano izquierda. Hubiera quedado incluso elegante por su parte, el hecho de relajar el discurso. Y lo personalizo en Jorge, pero en el fondo es algo que se relaciona con toda la federación, pero pienso que es una oportunidad perdida”.
La solución ya no pasa por responder a las necesidades de las jugadoras. Supuestamente, algo que llevaban tiempo pidiendo por el bien del conjunto. Alrededor de lo que podría haber sido una petición de cara a mejorar las expectativas y resultados del equipo, se ha construido un relato, con frentes opuestos, y en los que se ha llegado a tildar a las jugadoras de caprichosas. Demasiados conflictos de intereses, en especial desde muchos medios tradicionales, poco asiduos a informar sobre fútbol femenino. Por otra parte, se ha estirado mucho el chicle, lo que ha comportado a todavía una mayor dificultad para entender a las distintas partes. Lo único que parece claro es que el balón se encuentra sobre el techo de las jugadoras que en un principio renunciaron. Si algo ha quedado claro, y aunque esto suponga alejarnos de la objetividad, es que en España el sistema es deficitario en absolutamente todas sus facetas, y el interés no es para sus verdaderos protagonistas: los aficionados.
Mirar hacia adelante, lo único que queda
Lo que ha sucedido ya no se puede cambiar. Ahora toca pensar en lo que viene. Se ha terminado la liga y apenas quedan días para que finalicen las competiciones. El Mundial se acerca, aunque la ola de cambio se encuentra más lejos que nunca. Palabras como silencio, desconcierto y caos definen la temporada en clave Selección. España podría presentarse al mayor campeonato al que una futbolista puede aspirar con un país enfrentado. Una situación que a día de hoy no tiene remedio, y es que aunque ambas partes traten de acercarse, casi por desesperación, lo que ha sucedido hasta entonces supone una enorme mancha para el fútbol femenino. Como si no lo estuviera suficiente.

Desde que se mandó el correo, las futbolistas se han encontrado con algo que no esperaban. Lo que podía haber sido una forma de presión, algo que ha sucedido ya en muchos países, simplemente ha provocado una ola de crispación. Desde entonces las jugadoras se han escudado y la Federación se ha visto impune. Mientras algunas selecciones siguen dando avances, aquí nos plantamos a verano de 2023 en un conflicto sin precedentes. Cuando más pasos hacia adelante se deberían dar, más retrocedemos. Y todo fruto del egoísmo en las oficinas. Pero como dicen, no hay más ciego que el que no ve. Sin embargo, ya nada será como antes, y solo un verdadero cambio permitiría ver la luz que tanto ha opacado a una Selección destinada a grandes hitos.
Imágenes de Getty Images.