Tenía que ser Sam Kerr

Wembley, cuando el cemento se transforma en césped Sam Kerr sale a brillar, como si del patio de un colegio se tratara
Qué bonita esa sensación cuando sonaba el timbre para salir a jugar al patio. Un balón, muchos niños, y dos porterías. 15 minutos de descanso que se convertían en el momento más importante del día. Como si de una final de Champions se tratara. Seguramente una sensación que Sam Kerr conoce a la perfección, y más cuando el cemento de su patio se transforma en el tapete de Wembley. La casa del fútbol la llaman, pero de bien seguro podría ser el patio de su casa. Ya son cinco goles para Sam Kerr en uno de los mayores escenarios futbolísticos, igualando la cifra de Didier Drogba. Cuando suena el pitido inicial, la australiana se convierte en esa temible delantera, que con su mera presencia obliga a las defensas a usar todos sus sentidos. Sam Kerr es la dueña del balón. Ella manda, y cuando decide que el partido se acabe, no hay nada más que reprochar. Tres finales consecutivas para el Chelsea en su idilio con la FA Cup, y en todas ellas, Sam Kerr ha perforado la portería rival. Un romance perfecto para seguir escribiendo la historia del Chelsea de Emma Hayes.

Delante estaba un robusto Manchester United que acudía a la cita con el temor del principiante. Sin embargo, pago la novatada y el encuentro se jugó a merced del Chelsea. Y como no, ahí estaba Sam Kerr para causar estragos. Aun así, el inicio de partido parecía deparar otro escenario. El cuadro mancuniano se adelantaba a los 19 segundos, pero el gol no subió al marcador tras ser señalado un fuera de juego de Ella Toone. Un aviso que podía suponer la antesala a una final trepidante, no obstante, la primera parte dejó un ritmo plano y poco inspirador. Una gran mano de Berger y otra de Earps levantaron a los 77.390 aficionados, pero ambos equipos se iban de vacío al descanso con un segundo tiempo por delante esperanzador.
El guion ideal para el Chelsea. Con el Manchester United lamentándose por sus ocasiones falladas y sin un dueño claro, Emma Hayes movió ficha tras la salida de vestuarios. La entrada de Pernille Harder sacudió el partido y fue la clave para el triunfo londinense. Capítulo aparte para la danesa, que en su sexta aparición tras volver de la lesión, revolucionó el ataque y se sacó una asistencia para que Sam Kerr hiciera la suya. Una jugada perfecta, iniciada por Guro Reiten, que filtraba el balón a Harder, y esta servía el tanto en bandeja para la gran protagonista de la tarde. Salto mortal y gritos de emoción. Una celebración por todo lo alto. Pero es que Sam Kerr puede hacer lo que quiera. Más cuando se siente como en casa.
Al Chelsea solo le quedaba esperar. Tal y como le gusta. Y pese a que el Manchester United lo intentó, las de Emma Hayes apenas temblaron. Como siempre sucede, el timbre acabó sonando, y aunque no fue la final soñada, fue la mejor planteada. Mientras las diablas rojas regresaban a clase cabizbajas, las de Kingsmeadow celebraban un nuevo hito para sus vitrinas. Ya son 23 títulos, y 14 de ellos bajo la batuta de Emma Hayes. El Chelsea reina en Inglaterra, y aunque Europa todavía se resiste, su hegemonía nacional es innegable. Con una de las mejores plantillas posibles, las cosas siguen sin cambiar, y la FA Cup se queda en Londres. Una competición fetiche para el Chelsea y para Sam Kerr, que quiere convertir de Wembley su rutina. De las cuatro finales que ha disputado en este césped (tres de FA Cup y una de Community Shield), ha ganado un título en cada una de ellas. Porque aunque este año parezca que ha reducido sus cifras goleadoras respecto a cursos anteriores, la australiana sigue siendo inevitable. Tenía que ser Sam Kerr.
Imágenes de Getty Images.