¿Y si fuera al revés?

La destitución de Luis Enrique obliga a pensar sobre los méritos de un Jorge Vilda que se resiste en el cargo de la mano de Luis Rubiales

Tras la derrota de España ante Marruecos en el Mundial de Qatar se han vivido unos días con muchos cambios en la RFEF. La eliminación puso en duda la labor de un Luis Enrique al que el ruido mediático venía tambaleando en los últimos meses. Que si convocatorias mal hechas, un estilo sin alternativas, falta de gol. Muchos han sido los motivos por los que la prensa acometió contra posiblemente uno de los mejores entrenadores del país. Su condición de streamer que tanto enganchó a los aficionados, y que hizo alejar de los focos a los futbolistas, tampoco fue pasada por alto en gran parte de rotativas. Finalmente, con el agua todavía removiéndose, fue anunciada su destitución. “Debe arrancar un nuevo proyecto”. Por ello, su sustituto será Luis de la Fuente, entrenador que conoce las categorías inferiores del club a la perfección.

Aun así, no fue el único cambio. Tras anunciar al nuevo seleccionador, también se informó de un nuevo nombre para la dirección deportiva. José Francisco Molina decidió no renovar su contrato y dar de esta forma por finalizada su etapa en la RFEF. Albert Luque, que hasta entonces pertenecía al Gabinete de presidencia de la Federación, dará el salto para asumir la organización de la Selección. Y a partir de aquí se abren las preguntas. ¿Ha pesado la prensa? ¿Qué será de Luis Enrique? ¿Qué aportará Luis de la Fuente? ¿Hay proyecto en la Selección? ¿Cuándo será el turno de Rubiales? ¿Y Jorge Vilda?

Detengámonos en esas dos últimas preguntas. Luis Rubiales lleva en el cargo como presidente de la RFEF desde 2018, y las controversias nunca han dejado de sucederse. Que si la destitución de Lopetegui días antes del Mundial, la Supercopa en Arabia Saudita, las tensiones con Javier Tebas, los audios con Gerard Piqué además de las múltiples acusaciones contra su gestión en la Federación. Aun así, el canario sigue presidiendo y dándole la mano a un Jorge Vilda que consiguió deshacerse de las mejores futbolistas españolas. Ni sus malos resultados al frente de la Selección femenina ni el descontento de ‘Las 15’ han llevado a Jorge fuera del banquillo.

Es curioso como desde 2016, la selección masculina ha contado con hasta seis seleccionadores distintos: Del Bosque, Lopetegui, Hierro, Robert Moreno, Luis Enrique y De la Fuente. Nadie ha conseguido aferrarse al banquillo en un rendimiento muy mejorable en ambos Mundiales. Los datos lo avalan. Desde 2010, España solo ha ganado tres partidos en la competición. Australia en 2014, Irán en 2018 y Costa Rica en 2022. No se puede decir lo mismo de la Eurocopa, ya que Luis Enrique consiguió alcanzar las semifinales en la anterior edición. A pesar de ello, durante estos seis años el combinado español ha vivido un cambio generacional que no ha conseguido asentarse debido a la falta de un proyecto de largo plazo.

Todo lo contrario para la selección dirigida por Jorge Vilda. Desde que España debutó en el Mundial de Canadá de 2015, el proyecto ha ido creciendo poco a poco, hasta llegar a una Eurocopa donde se consideraba a la Roja como una de las favoritas al título. Aun así, el juego dejó mucho que desear, y una de las mejores generaciones del momento se quedaba con las manos vacías aunque sea cierto que España mereció mucho más. Siete años sin superar ninguna eliminatoria.

Precisamente algo que las jugadoras trataron de solucionar de forma interna, pero que acabó revirtiendo en un conflicto que estalló con los medios y que acabó con la renuncia de las mejores futbolistas del país. Pese a ello, no ha sido motivo suficiente para echar a Vilda de un cargo que quizá necesita mayor renovación que en la selección masculina. Un capítulo más para el historial de Luis Rubiales, la pata coja de un proyecto que navega sin rumbo, y una muestra más del poco interés en el fútbol femenino español cuando hablamos sobre la Selección. Ya me gustaría saber qué hubiera pasado si fuera al revés.

Imágenes de Getty Images.