Vllaznia, un rayo de esperanza para el fútbol albanés

El futbol albanés se ha visto de nuevo representado en Europa con el buen papel del Vllaznia en la UWCL
Vllaznia, fútbol y Albania. Pocas veces el mundo del deporte ha puesto en el mapa al país albanés, y lo consiguió el KFF Vllaznia Shkodër clasificando por primera vez a la fase de grupos de la Champions League. En un país marcado por un pasado oscuro, el fútbol parece dar un rayo de esperanza. No será nada sencillo, porque el destino deparó a las de Kuq e Blutë (rojo y azul) un grupo de lo más complicado. Aun así, el gran reto ya se ha cumplido. Ahora tocará disfrutar y vivir nuevas experiencias abriéndose a un mundo que no retrocede y que sigue evolucionando. Mientras tanto, en Albania, los relojes parecen anclados todavía en otros tiempos.
Albania, un vestigio del comunismo
La historia de Albania viene marcada por una larga dictadura comunista (1944-1992). Los relojes se detuvieron y las fronteras se cerraron mientras Enver Hoxha gobernaba con mano de hierro hasta su fallecimiento en 1985. Aislamiento, pobreza, y sobre todo represión ante un régimen que ha dejado muchas secuelas en el también conocido como el País de las Águilas. Pero detrás de años de terror encontramos a un país virgen, anclado entre el mar y la montaña, con un compendio de culturas y que esconde una belleza natural aún sin explotar.
Si en Albania preguntas sobre el príncipe Skanderbeg, te hablarán maravillas del militar que fue capaz de retener los ataques de un Imperio Otomano en plena extensión durante el siglo XV. Ahora, la cosa cambia cuando recuerdan su pasado más reciente. La decepción reina ante el fracaso de la monárquica del Rey Zog y el comunismo implantado por Enver Hoxha. Un siglo de amargura, que todavía pesa, y que el desenfrenado capitalismo no ha sido capaz de borrar.
Tras declarar su independencia del imperio otomano en 1912, el país albanés pasó por años de incertidumbre política. Sus acercamientos fortuitos a la democracia propiciaron el crecimiento de uno de los políticos más influyentes: Ahmet Muhtar Zogoli. La idea de Zog era construir un estado moderno y unificado, y terminar con el sistema feudal. No obstante, tras introducir un régimen parlamentario, acabó transformando el país en una Monarquía, proclamándose como rey. De esta forma pasaría a ser llamado como Zog I.

Pero nos encontrábamos en unos años de mucha tensión en Europa, y la Segunda Guerra Mundial estalló. El auge del fascismo en Italia también llegó a Albania, y el país cayó bajo el dominio de Mussolini, que quería dar un paso adelante rumbo a Grecia. Como consecuencia, Zog I se vio obligado a huir al exilio, llevándose, según dicen las malas lenguas, gran parte de las reservas de oro albanesas. Con ello se acababa una era, pero empezaría otra de varios años, porque la resistencia comunista se impuso tras el fin del cruento conflicto.
Enver Hoxha fue pieza clave durante la ocupación italiana liderando la lucha de los partisanos albaneses. Una vez cayeron las potencias del eje, el comunismo triunfó en el este de Europa y Hoxha asumió el poder de la nueva República Popular Socialista de Albania. Con él llego un régimen radical que prohibió religiones y aniquiló a todo aquel que no estuviera de acuerdo con su gobierno. La Sigurimi (los servicios secretos) se encargaba de las persecuciones y las torturas, y Albania quedó completamente aislada del exterior. Una época muy oscura que dejó más de 65.000 víctimas entre ejecuciones, encarcelamientos e internamientos.
Los búnkeres de Enver Hoxha
Aunque los tiempos han cambiado, algo que caracteriza a Albania y que le aferra a su obscuro pasado, tiene relación con una de las mayores obsesiones de Enver Hoxha. De ideología marxista y fiel a las políticas estalinistas, era un comunista ortodoxo convencido. Por eso decidió romper lazos con Josip Broz Tito tras la ruptura soviético-yugoslava. También lo hizo con Nikita Jrushov, el sucesor de Stalin, que cuestionó las antiguas prácticas en la URSS y decidió instaurar políticas aperturistas. Incluso le dio la espalda al chino Mao Zedong, aislando completamente a Albania y despertando un miedo patológico a ser objeto de ocupación tanto por el bloque comunista como por el capitalista.

Tal obsesión llevó a Hoxha a tomar medidas y a construir una enorme red de búnkeres por todo el país. Ya sea en carreteras, montañas y ciudades. Se construyeron unos 173.371 búnkeres de hormigón y hierro durante los cuarenta años de dictadura, aunque jamás llegaron a ser utilizados ante una invasión que nunca llegó. Pero esas pequeñas construcciones también sirvieron para mantener el miedo en una población que veía premiada su colaboración con el estado. A día de hoy todos ellos permanecen abandonados, aunque en pleno Tirana se le ha dado un uso artístico. Llamados como Bunk’Art 1 y Bunk’Art 2 se han convertido en espacios de exhibición para mostrar los horrores del régimen. Parada obligatoria.
En 1985 Hoxha decía adiós al mundo, por lo que su sucesor, Ramiz Alia, intentó una tímida transición mientras el viento de la perestroika soplaba sobre los países del Este. Pero un nuevo revés azotaba Albania con la caída del bloque oriental y la llegada de un capitalismo hambriento. Se acabó el régimen, pero la mafia volvió con fuerzas. También lo hizo el Kanun, una antigua ley que hasta ahora ha sido uno de los impedimentos de la entrada del país a la Unión Europea. Y es que Albania sigue siendo un anacronismo en tiempos de modernidad y democracia. No por ello es uno de los países más pobres del continente, pero sí (sorprendentemente), uno de los menos turísticos, lo que le ha permitido conservar su bella esencia.
La gran diáspora futbolística
Una de las grandes particularidades en Albania es la mezcla entre las culturas occidentales y orientales. El gran ejemplo es la variedad gastronómica del país debido a la influencia griega, turca e italiana. Aun así, en un territorio –los Balcanes- con tanta diversidad de etnias, en este país hay un claro dominio de los albaneses. Sucede lo mismo con la religión. La población musulmana se impone tanto al catolicismo como al ateísmo.

Pero otro de los puntos a destacar es la cantidad de albaneses fuera de Albania. Muchos de ellos decidieron cruzar las fronteras para dejar atrás las penurias del comunismo. Otros, pese a no ser nacidos en el País de las Águilas, cuentan con raíces étnicas. Ocurre en Kosovo, un territorio controvertido que fue parte de Albania, pero que a día de hoy se ha convertido en un estado con reconocimiento limitado al declararse independiente de Serbia.
Y evidentemente, todo ello tiene consecuencias en el mundo del fútbol. Jugadores como Adnan Januzaj, Xherdan Shaqiri o Granit Xhaka podrían jugar con el conjunto albanés al contar con orígenes albano-kosovares. Incluso dentro de la Selección masculina encontramos a muchos jugadores nacidos fuera del país, mayormente en la vecina Kosovo. Un reto para los seleccionadores nacionales el intentar llamar al talento para reforzar las arcas de un país que quiere crecer futbolísticamente.
Furtuna Velaj, una trotamundos

Una de las referentes del fútbol femenino albano es Furtuna Velaj. Nacida en Gllogjan, Kosovo, fue víctima del conflicto con Serbia y tuvo que huir del país a los siete años junto a su familia hacia Estados Unidos. Allí empezó su carrera futbolística hasta de pasar por países como Islandia, Canadá, Finlandia, Noruega y Alemania. Curiosamente nunca ha jugado en la liga de Albania, pero sí en la Selección tras debutar en 2011.
También ocurre en el fútbol femenino. Y aquí el reto es aún mayor. La Selección de Albania, que disputó su primer partido oficial en 2011, todavía no ha sido capaz de debutar en la fase final de un gran torneo. Existe un salto entre las selecciones europeas, aunque de momento le ganan la partida a sus rivales más cercanos como Montenegro y Macedonia del Norte. Por ello es importante que su bloque fuerte, el Vllaznia, consiga dar pasos hacia adelante en el fútbol de clubes. Su histórica clasificación a la fase de grupos de la UWCL puede suponer un antes y un después.
Vllaznia, la gran oportunidad europea
33 años después de la hazaña del KF Tirana en la Copa de Europa masculina, el Vllaznia conseguía una clasificación para la memoria. Equipo de la ciudad de Shkodër, y con tan solo 12 años de vida, lleva nueve temporadas consecutivas reinando en Albania. Tanto en Liga como en Copa. Ya saben lo que es jugar en Europa, pero la fase de clasificación siempre se les resistía. Este año pero las cosas han sido distintas. Tras ganar a Spartak Myjava y a Vorskla-Kharkiv-2, conseguían un pase para la fase de grupos. Hasta entonces su mejor resultado había sido llegar a treintaidosavos de final en la temporada 2019/20 (cayeron ante el Fortuna Hjorring) en un formato completamente distinto al actual.
La suerte no estuvo de cara con las albanesas. En el grupo de la muerte, Real Madrid, PSG y Chelsea pelearán por dos plazas de lo más codiciadas. De hecho, el Vllaznia ya se ha enfrentado tanto a madrileñas (0-2) como a londinenses (8-0) en dos partidos con contextos completamente distintas. Fueron capaces de plantar cara en su debut como locales, pero cuando tocó viajar a Inglaterra se llevaron una tremenda goleada.

Un equipo que se nutre principalmente de su cantera, pero que se ha reforzado mirando hacia el exterior, especialmente a Estados Unidos. Son cinco las futbolistas estadounidenses de la plantilla. También destacan las más de 10 internacionales con Albania, junto a dos kosovares, dos montenegrinas y una chipriota. Pero la jugadora más destacada sin lugar a dudas es Megi Doci. La delantera albanesa registra 600 goles en los últimos nueve años. Datos que no sorprenden si miramos los 66 goles que marcó la temporada pasada. Diferencial.
El objetivo del Vllaznia ya se ha cumplido. Albania ha sido puesta nuevamente en el mapa. Por eso de la importancia del éxito deportivo en países muchas veces descatalogados. Este formato de la UWCL quizá no es el más atractivo a nivel de competencia, pero permite conocer historias de todo tipo y acercarse a este fútbol más exótico. Ya han dado el primer paso para seguir avanzando, y todavía nos quedan partidos para disfrutar. Así que hasta aquí esta breve historia. Como dicen en el País de las Aguilas: ¡Shihemi se shpejti, hasta pronto!