David Aznar: «Ser entrenador del Real Madrid me ha ayudado mucho a manejar situaciones de presión»

Llegó hace cuatro años al CD Tacón para lograr un ansiado ascenso, se convirtió en el primer entrenador de la historia del Real Madrid, y consiguió clasificar para la Champions League. Un camino muy complicado, que quizá acabó cuando menos lo esperaba. Entrevistamos a David Aznar.

Llegó al fútbol femenino para convertirse en entrenador del CD Tacón, y tras un año impecable, el equipo logró un ascenso de lo más esperado a la máxima categoría. Durante ese verano se conoció el acuerdo para ser la futura sección femenina del Real Madrid, y la noticia dio la vuelta al fútbol español. A partir de ese momento el proyecto de David Aznar cambió por completo y empezó a crecer de forma exponencial. En apenas dos años pasaron de ser nuevos de la categoría a jugar la UWCL, y aunque la exigencia y la presión siempre estaban allí, cumplieron con sus objetivos. De todas formas, no todo dura para siempre, y David acabaría su etapa como técnico madridista después de cuatro años. «Al final, cuando sales, te das cuenta de toda la energía que necesitas cargar».

En esta charla con David conoceremos al detalle qué le ha supuesto entrenar en un banquillo como el del Real Madrid, cómo ha sido el cambio con la llegada de grandes nombres, y sobre todo, la presión que ha sentido durante estos últimos meses antes de su salida. «Es un momento en el que no me lo espero, pero reconozco que hubo un periodo anterior en el que si tuve la sensación de cese como entrenador». Un técnico que ha sabido adaptarse al fútbol femenino y que tras esta tiempo de descanso, vuelve a tener el gusanillo de dirigir a un equipo de cara al futuro.

¿Cómo empieza tu interés por los banquillos? ¿En qué momento empiezas a apostar por ello?

Surgió por casualidad. Cuando acababa mi etapa en el instituto, el profesor de educación física me propuso entrenar a un equipo alevín del colegio. Me pilló muy pronto, pero lo acepté, y cuando llegué a casa y se lo conté a mi padre, que también fue entrenador, quedó sorprendido. Era mi primera experiencia. Los chicos siempre me saludaban cuando nos encontrábamos por el patio, y hacerles y verles felices me dejó una sensación muy bonita.

En ese momento ya tenía mi vocación clara, quería ser profesor de educación física. Cuando acabé la selectividad me fui a Toledo a estudiar la carrera de educación física. Durante ese periodo de formación vi que me gustaba el alto rendimiento y la parte de entrenamiento deportivo, y empecé a sacarme los títulos de entrenador. También sentí muy pronto que tenía más vocación de entrenador que de preparador físico, porque me gustaba ser el protagonista, me gustaba llevar la dirección del equipo, poner en práctica mi idea de juego… Veía que la parcela física se me quedaba pequeña. Es un camino mucho más difícil, pero realmente vi que era lo que me motivaba y me gustaba.

Empiezas entrenando en categorías inferiores, pero llegas a ser entrenador asistente en el Getafe. ¿Cómo fue ese camino hasta llegar a un club de Segunda División?

Cuando acabo mi licenciatura en Toledo empiezo mi curso de doctorado. Me especializo en alto rendimiento, y el profesor que tenemos en la facultad, Quique Hernando, nos propone que el Real Madrid está buscando asistentes para la cantera del equipo. Mandan a tres chicos para hacer entrevistas, y de ellos me eligen a mí para estar de segundo entrenador en la cantera del equipo. Fue mi primera experiencia en una cantera de elite y lo disfruté mucho.

Luego de ahí volví a Talavera, de donde yo soy, y me proponen coordinar la cantera del club, desde el filial hasta los más pequeñitos. Allí estuve tres años que para mí fueron muy importantes. Me abrieron la visión. Ya no solamente te preocupas de tu equipo como entrenador, sino que de todos los equipos del club. Entonces ves las necesidades, los problemas y esa cadena de formación que hay que establecer para que los jugadores puedan pasar de etapa a etapa y conseguir llegar al primer equipo. Aun así, es verdad que en ese momento me llegó demasiado pronto porque echaba mucho de menos entrenar. Tuve alguna experiencia en Talavera de llevar algún equipo base y también el Juvenil División de Honor.

Justamente en ese momento me surge la posibilidad de ir a la cantera del Atlético de Madrid para ser entrenador del Infantil A y segundo entrenador en el Juvenil A. No me lo pensé dos veces. Era mi oportunidad de engancharme otra vez, volver a mi carrera de entrenador, y allí es donde empieza mi recorrido. En el Atlético estuve 4 años increíbles donde aprendí mucho de Jose María Amorrortu (Director de la cantera en ese momento) y me promocionaron hasta ser Primer Entrenador de uno de sus equipos juveniles División de Honor. Del Atlético me voy al Leganes B, luego al Rayo Majadahonda (Juv. DH) y, de ahí, al Alcorcón (Juv. DH). De hecho, me moví mucho por las canteras de Madrid y he tenido la suerte de encontrarme con muy buenos compañeros y profesionales.

Como culmen, me surge la oportunidad de irme al cuerpo técnico de Juan Eduardo Esnáider en Segunda División con el Getafe y tener esa experiencia en el fútbol profesional. Fue muy corta, pero a la vez muy intensa y bonita. Para alguien como yo que sale de un pueblo pequeño, poder vivir el fútbol profesional en primera persona es algo especial. Después de eso, fue la última píldora que necesitaba para decidir que quería dedicarme a esto y vivir del fútbol, que es lo que me gusta.

Pasas por la Selección de Madrid sub-18, y en 2018 te llega la oportunidad de entrenar al CD Tacón. ¿Tras años en el fútbol masculino, fue para ti un gran cambio llegar al femenino?

Siempre he tenido el fútbol femenino como referencia. En Talavera fui pionero en organizar la primera escuela de niñas de la ciudad. No había equipo femenino y junto a dos compañeros conseguimos iniciar ese proyecto. También en el Atlético de Madrid tenía mucha relación con Antonio Contreras, un entrenador que ha tenido un gran recorrido en el fútbol femenino. Estando en la cantera siempre las veía, y con Antonio tenía muchas conversaciones. En ese momento empecé a ver el fútbol femenino mucho más de cerca, aunque nunca me había planteado entrar.

Pero de repente surgió esa oportunidad. Cuando se lo comenté a mis amigos, que son todos del fútbol masculino, me decían las típicas frases: “dónde vas” “te van a encasillar”, “luego va a ser mucho más difícil salir al futbol masculino”, “estás en Segunda División”, “el fútbol es muy amateur”. La verdad que me costó. En ese año contacto un poco con el CD Tacón a raíz de una escuela de tecnificación que tenían que se llama AR10, una escuela para niñas. Empecé a echarles una mano porque querían darle un perfil de gente que tenía experiencia en canteras de élite para vender un poco ese producto.

A partir de allí me proponen llevar la metodología de la cantera, empiezo a seguir mucho más al primer equipo, y todo se precipita cuando no consiguen subir a Primera División y deciden que haya un cambio en el banquillo. Pero yo no pensaba entrenar al Tacón, y aunque no tuve mucha ayuda de la gente que pregunté (comenta con risas), al final ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar.

Llegas para sustituir a una entidad como Marta Tejedor, con gran experiencia. ¿Qué eres capaz de aportar a un club que busca ascender? ¿Decides dotar al equipo de otro estilo o mantienes la metodología?

Creo que somos dos perfiles de entrenadores diferentes. Marta ha tenido mucha experiencia en el fútbol femenino, e hizo un grandísimo trabajo con una temporada espectacular. De hecho, cuando yo cojo el equipo me parecía muy complicado poder mejorar eso. La única forma de hacerlo era subiendo. Era complicado, pero quería tener esa aventura. No sabría decir qué es lo que aporté. Seguro que fue una visión diferente, ya que no tenía mucho conocimiento del futbol femenino y fui aprendiendo día a día. Aire nuevo, energía nueva, quizá una metodología diferente, pero yo creo que sobre todo un cambio de mentalidad.

Yo venía de la Selección Sub 18 de Madrid con jugadores como Víctor Mollejo, Camello, Arribas, Roro,  Miguel Gutiérrez… En esos entrenamientos la pelota volaba literalmente, entonces yo veía un futbol muy lento, y siempre les decía “hay que jugar más rápido”. Y me reía mucho con ellas porque un día me acuerdo que Malena me dijo: “Míster, ya jugamos muy rápido, nunca hemos jugado tan rápido”. Pero claro, vienes de otro tipo de fútbol y tienes que cambiar la mirada y adaptarte a ese nuevo fútbol.

Y después del gran trabajo de Marta a nivel de preparación del equipo y las llegadas de varias jugadoras, nosotros hicimos mucho esfuerzo en hacer un trabajo mental. El playoff de ascenso era muy complicado. En la liga éramos un equipo protagonista, pero cuando te toca jugar contra campeones, y encima si son los dos equipos que bajan de Primera División, tuvimos que trabajar para poder llegar a ese último partido y que no aparecieran los fantasmas. Para que ese día estuviésemos preparadas para poder competir el partido con la seguridad de que ese iba a ser el año y subiríamos.

Justo ese año conseguís 70 puntos en liga sin perder ningún partido, y encima ganáis a Zaragoza y Santa Teresa. ¿Cómo notabas al vestuario?

Siempre voy a decir que es el mejor grupo que he entrenado hasta ahora. Me encontré con un grupo humano con muchas ganas de aprender y con una predisposición brutal. Disfruté muchísimo esa temporada con el CD Tacón porque todas las jugadoras estaban muy implicadas y me dieron su mejor versión. Nosotros teníamos un lema: el sueño de uno es el sueño de todos. Eso lo fuimos construyendo poco a poco.

Creo que hay tres momentos en la temporada para mí fueron muy importantes. El primero fue la propia pretemporada, donde cambiamos el chip y jugamos amistosos con equipos de Primera División. Competimos muy bien esos partidos y ellas vieron que no estaban tan lejos. Eso nos ayudó a ver que podíamos estar allí. Luego hay otro momento muy fundamental, cuando ganamos al Atlético de Madrid B en el Cerro del Espino, algo que el CD Tacón nunca había conseguido. Ganar ante uno de los mejores equipos de la categoría nos dio mucha fuerza.

Y por último, el día que más representa a lo que fue ese grupo fue el partido en el que ganamos la liga. Empatamos contra el Torrelodones y me acuerdo que al acabar nos quedamos todos sin celebrarlo. Estábamos muy cabreados por no haber podido ganar la liga ganando. No saltamos al campo ni celebramos nada, aunque luego cuando vino Ana con una copa fue cuando empezamos a festejar y a reírnos por la situación. Teníamos la cabeza tanto en el ascenso y el playoff que apenas nos habíamos dado cuenta. Una anécdota que recuerdo con mucho cariño. Allí fue cuando vi que estábamos preparadas.

Fuente: davidaznarcoach.com

Además ese año contabas con jugadoras como Lorena Navarro, Jessica Martínez, las hermanas Malena y Samara Ortiz, Esther Martín-Pozuelo… Jugadoras que ahora mismo han dado un salto enorme comprado con ese entonces.

Sin duda. En ese equipo había mucho talento y mucha juventud. Ahora lo que necesitan es consolidarse y tener la experiencia para seguir avanzando, pero sin duda son muy buenas jugadoras. Al final no puedes conseguir un objetivo como el de ascender a Primera División si no cuentas con un buen equipo. Y no solamente esas, sino que otras como Patri Carballo, Prieto, Mery, Marina, Yohana, Badu, Chule… que nos dieron un plus espectacular. Al final de eso se trata. Verlas crecer y ver como siguen su camino.

Una vez lográis el ascenso, en verano se conoce que el CD Tacón será el futuro Real Madrid. ¿Cómo os llega esa noticia tanto a jugadoras como cuerpo técnico?

El día del ascenso sí que lo celebramos. Creo que no dormimos mucho (se ríe). Pero al día siguiente ya estábamos organizando al equipo para el año siguiente, y nos ponemos a funcionar pensando que seríamos el CD Tacón porque todavía no había ninguna noticia del Real Madrid. Pero a las tres semanas, me acuerdo que me llama Ana y me comentó que habían acercado posturas con el Real Madrid y que podía ser una posibilidad. Pensé que eso no se haría tan rápido, pero de repente me volvió a llamar y me confirmó que íbamos a ser el futuro Real Madrid.

A partir de ese momento tocó buscar otro perfil de equipo. Hasta entonces habíamos visto jugadoras con poca experiencia en Primera y algunas de Segunda que nos podían ayudar a competir. También es verdad que hicimos muchas llamadas a jugadoras de Primera División siendo el CD Tacón y nos dijeron que no. Pero cuando sale lo del Real Madrid la situación cambia… (vuelve a reír).

Es verdad que nos tocó un año muy difícil porque fue año de Mundial, y eso nos condicionó mucho el mercado. Aparte de que el mercado femenino se suele mover muy pronto, nadie va a un Mundial sin haber renovado con su equipo, y no teníamos mucho donde escoger. Nos movimos lo que pudimos, y tratamos de coger alguna jugadora con experiencia en Primera División, y así llegan Ainoa, Ana Valles y Aurélie Kaci, que venía de ganar dos ligas con el Atlético de Madrid y que para mí era muy importante porque nos podía ayudar a tirar del equipo.

Es a partir de esas tres jugadoras, empiezan a llegar todo lo que fichamos a nivel internacional. Fueron llegando poco a poco y hasta la jornada cinco no somos capaces de completar la plantilla. Una vez esto, nos costó mucho la adaptación de todas. Eran muchas internacionales de diferentes países, diferentes culturas y diferentes visiones de jugar. Era una situación complicada, porque teníamos la presión de ser el Real Madrid, pero todavía no lo éramos. Fue un año difícil, sobre todo el comienzo, para intentar adaptarnos a la situación y conseguir el objetivo de mantener la categoría.

Y tú como entrenador, ¿de qué forma estuviste involucrado en esos fichajes?

Ana Rosell, la directora deportiva, era quien seleccionaba a las jugadoras, que ella creía que eran interesantes, y luego me pedía la opinión. Por ejemplo con Asllani. En ese verano la pude ver jugar mucho durante el Mundial. Y además, teníamos plataformas de análisis como Wyscout o Instat para ver los partidos que habían jugado durante la temporada anterior y así tener una visión más clara de lo que podían darnos. Basándonos en lo que el club seleccionaba y las capacidades que teníamos a nivel económico para poder invertir, fue como elegíamos a las jugadoras. Pero ya te digo, ese año íbamos a contrarreloj, porque no teníamos mucho margen y necesitábamos asegurarnos que el equipo podía estar tranquilo en la categoría.

Armáis una plantilla con mucho nivel a pesar de ser debutantes. Con el bloque anterior que el equipo mantiene, ¿qué expectativas tiene el club?

Todos teníamos muy claro que sería un año de transición. Era un año para asentarnos en la categoría y sobre todo en la estructura del Real Madrid. Acabábamos de llegar a la ciudad deportiva. Nos movíamos por todos los campos y no teníamos gimnasio, pero estábamos dentro de un gran club que nos daba soporte en materiales, viajes y en todo lo demás. Era como llegar nuevos a una ciudad, que la gente nos empezara a conocer y que nosotros nos adaptáramos a la manera de trabajar dentro del club. Un año de conocimiento mutuo en todos los ámbitos. Ahí sí que teníamos muy claro que el objetivo de esa temporada era mantener la categoría para que al año siguiente ya siendo el Real Madrid pudiéramos empezar un proyecto de club.

En ese inicio de temporada supongo que había presión, además el primer partido era contra el Barça. ¿Cómo se manejó la situación?

No fue un año fácil. Todo empieza con la pretemporada. La gente ya nos veía como Real Madrid y empezamos a tener muchas invitaciones a torneos y a partidos de mucha exigencia. Me acuerdo que fuimos al Colombino y al Carranza, donde teníamos a doce jugadoras del Tacón, más a Asllani, Thaisa, Sofia y Kaci, y a seis juveniles. Y así nos presentábamos a jugar ante rivales como Sevilla, Sporting de Huelva y Athletic Club. Pero cuando llegamos a Madrid después de esos torneos, Ana me dijo que la Selección absoluta quería jugar un amistoso con nosotros. “¿Esta pretemporada es para animarnos o desanimarnos?” pensé. Entiendo la ilusión y las ganas de la gente de poder jugar contra el Real Madrid, pero en ese momento no estábamos preparados para jugar un amistoso con la selección. No teníamos ni siquiera el equipo cerrado.

A pesar de todo cerramos esa pretemporada donde competimos bastante bien, y claro, tenemos la “suerte” que nos toca jugar como visitantes contra el Barça en la primera jornada. Madre mía, menudo comienzo. Todos sabíamos del potencial del equipo, encima jugando en su casa, y además allí se vendió mucho que jugábamos el primer clásico. Para muchas de nuestras jugadoras era su debut en Primera, y hacerlo con el Johan Cruyff lleno, con la responsabilidad de ser el Real Madrid y ante todo un Barça fue muy difícil. Al final, en Segunda habíamos encajado nueve goles en toda la temporada, y en un día, te los mete el Barça. Nos pasaron por encima.

Luego en el fin de semana siguiente se votaba en la asamblea de socios compromisarios la absorción. El sábado jugábamos contra el Sporting de Huelva, un equipo que lleva muchos años en la categoría, y veníamos de perder contra el Barça de goleada. Intentamos gestionarlo de la mejor forma posible, pero al principio de la temporada se notaba esa inseguridad. Pero yo siempre digo que ese año las grandes protagonistas fueron las jugadoras del CD Tacón, porque dieron un salto muy grande en su adaptación y porque no era nada fácil hacerlo.

Normalmente, las jugadoras suben a Primera División de manera escalonada y arropadas de otras jugadoras con mucha experiencia, pero nosotros ese año teníamos a doce jugadoras que llegaban al equipo con la exigencia de ganar. No como otros equipos que no se ven tan exigidos a ganar. Eso fue difícil, y muchas jugadoras pasaron por situaciones duras. De hecho, Esther lo hizo público cuando sufrió un ataque de ansiedad en el descanso de un partido. Al principio era todo muy bonito. En verano muchas de las jugadoras multiplicaron sus seguidores en redes sociales, pero cuando no ganas, esos seguidores pasan a ser haters, y gestionar eso tiene mucho mérito. De jugar en Segunda División, donde venían a vernos cincuenta personas a jugar delante de seis mil o tener picos de audiencia en RealMadridTV, es algo que pocos esperábamos.

Con el paso de las jornadas, ¿cómo veías al equipo? ¿Notabas una falta de experiencia?

En general, el inicio de competición fue complicado. Las jugadoras del Tacón se hacían pequeñitas. Imagínate a Malena siendo capitana y compartiendo brazalete con Thaisa y con Kaci. No es fácil. Siempre me decía: “¿Qué les voy a decir a estas si han ganado mucho más que yo?” Y a pesar de ser la representación del Tacón, se veían muy pequeñas, y teníamos que mirarlas con la visión de que eran capaces de hacer las cosas. Para las internacionales, por así decirlo, tampoco fue fácil. Muchas de ellas venían de ganar muchas cosas. Kaci venía de ganar dos ligas con el Atlético de Madrid, Sofia y Asllani habían sido terceras en el Mundial, Thaisa había hecho una gran temporada con el Milán, Babett Peter con un enorme palmarés. Yo las entiendo. Ver que lo estás dando todo y no te da es frustrante. A algunas jugadoras les costó ese periodo de adaptación, pero cuando pasó el proceso el equipo empezó a dar su mejor versión y a ganar más partidos.

La crisis del COVID acabó suspendiendo la competición. Os encontrabais en una buena posición y las sensaciones no eran malas. ¿De qué forma os afectó?

En cuanto a la clasificación, ni frío ni calor. Si no se acababa la liga nos sentíamos con capacidad de competir, pero si tenía que acabarse tampoco nos afectaba porque estábamos en una zona muy tranquila. Lo que más nos preocupó fue la incertidumbre que generó. Estuvimos casi dos meses en casa sin medios para poder entrenar. En el fútbol masculino los jugadores tienen muchos medios en sus casas, pero ellas apenas contaban con tres gomas y una mancuerna, y mantener el nivel físico y deportivo es muy difícil cuando no puedes salir de casa. Estábamos preocupados por la vuelta, y sobre todo por el riesgo de las lesiones. Pero al final se decidió que se parase la liga, y a partir de ese momento empezamos a pensar en el año siguiente.

¿A ti te pareció bien que la liga femenina no siguiera y la masculina sí?

A mí me generaba dudas que volviera la liga femenina. No sé si fue la mejor o la peor decisión, pero es verdad que la comparativa con el fútbol masculino siempre va a estar allí. De hecho los chicos tuvieron un gran índice de lesiones en la vuelta. Ya no jugaban cada siete días, sino cada tres, y muchos jugadores de Primera y Segunda División cayeron a pesar de estar en las mejores manos. Y claro, yo me pregunto: ¿Cómo hubiéramos vuelto a competir nosotros? Una cosa son quince días, pero dos meses son demasiados para volver a iniciar una competición. Luego, las decisiones de los ascensos y los descensos no me competen a mí, pero entiendo a los equipos que se estaban jugando cosas que sintieran la necesidad de querer jugar. De la misma forma que entiendo que los equipos en problemas no quisieran jugar porque salvaban la categoría. Pero al final nosotros estábamos en una situación neutral y lo que más nos preocupaba era el estado físico de las jugadoras.

«Sabes que constantemente vas a oír nombres que pueden ocupar tu sitio, pero eso forma parte de la normalidad»

Tras un largo parón, arranca una nueva temporada, ya bajo el nombre de Real Madrid. Durante ese verano sonaron varios nombres para el banquillo. ¿Cómo te llegaba? ¿Creíste en algún momento que el club buscaría un nuevo entrenador?

Me llegaba por la prensa. Entiendo que estaba en un banquillo en el que hay mucha gente que le gustaría estar y donde hay mucha capacidad de poder elegir. Sabes que constantemente vas a oír nombres que pueden ocupar tu sitio, pero eso forma parte de la normalidad. A mí el club siempre me transmitió tranquilidad y confianza. Lógicamente, no me llamaban después de cada noticia, pero sí me decían que estuviese tranquilo y que creían que tenía el perfil para entrenar al equipo. Yo sentí esa confianza, pero también te digo, son momentos de incertidumbre. Nos remontó el Deportivo en el último partido y me fui con sensaciones raras. Yo he estado desde que llegué al Tacón renovando año por año y era consciente de que podían elegir a cualquiera. El club no tenía ningún compromiso conmigo, pero cuando me lo dicen, poder ser el primer entrenador del Real Madrid fue algo que no puedo explicar con palabras, me hizo mucha ilusión.

Te vuelvo a preguntar sobre los fichajes. En el primer año como Real Madrid llegan grandes jugadoras como Maite Oroz, Teresa Abelleira, Misa, Olga Carmona… ¿Cómo se fraguan esas llegadas anunciadas todas de golpe?

La idea del club era buscar talento nacional, y cuando vamos al mercado vemos que jugadoras con experiencia ya están en grandes clubes, otras tienen años de contrato y algunas se encuentran en la lista de compensación con todo lo que sucedió con el convenio. No era fácil fichar. Hicimos un análisis de lo que creíamos que necesitábamos y creo que se acertó muchísimo desde la dirección deportiva. Durante la temporada se vio que todas las jugadoras nos dieron muy buen rendimiento. Fue una apuesta del club el nacionalizar el equipo. No querían ir a buscar extranjeras para romper el mercado, sino que querían tener jugadoras que pudieran ser la base para el futuro del Real Madrid, y es lo que se está viendo ahora con las renovaciones. La mayoría de las jugadoras que llegaron el año pasado están renovando de cara a las próximas temporadas como Olga, Maite, Misa…

Es tu tercera temporada, has visto un crecimiento enorme del equipo, tanto en plantilla como mediáticamente. ¿Pero no te supo mal que todas esas jugadoras con las que habías logrado el ascenso poco a poco se fueran marchando?

Lo ves como un proceso natural, pero no deja de darte mucha pena. Yo he vivido lo bonito, que es el poder estar, pero también he vivido lo que es el no poder estar desde otras personas. No es fácil ver marchar. El primer año solo suben doce jugadoras a Primera División, el segundo vuelve a haber otra vez otro cambio de generación, y ahora mismo solo está Lorena Navarro como jugadora del CD Tacón. No es fácil ver el cambio, pero creo que entra en el proceso de normalizar la exigencia del club en el que estás. Y luego también creo que ellas necesitaban salir de ese contexto para seguir creciendo. Quién sabe si en el futuro jugadoras como Esther, Jessica o Ainoa acaban siendo un reclamo para el Real Madrid. Pero creo que necesitaban salir porque la llegada de talento les iba a cortar las alas. Siempre es difícil salir de un sitio como el Real Madrid, pero al final estas en un club con mucha exigencia y es inevitable que vayan saliendo jugadoras.

Con el proyecto que estaba dando forma y con toda la expectación, ¿veías esa nueva dimensión de la que tanto se hablaba? Supongo que queríais ir poco a poco aunque desde fuera se le exigía a ese Real Madrid rendir al instante y debe ser algo duro.

Sin duda. El problema de este proceso es que tú estás vistiendo el escudo del Real Madrid sabiendo que el proceso está a un 50%. Estás haciendo un proyecto donde la gente te quiere ver ganar, pero claro, necesitas tiempo de construcción para llegar a ese nivel. Entras con la marca Real Madrid y todo el mundo te visualiza de la misma forma que al primer equipo masculino. Quieren ganar títulos. El aficionado quiere ganar títulos. La prensa también utiliza la marca Real Madrid para promocionar y vender más el fútbol femenino. Entonces claro, a ti te meten en un jardín que no es fácil de gestionar, pero bueno, es algo que me ha tocado vivir y soy un afortunado de haber podido estar allí. Cuando el Real Madrid dentro de dos o tres años sea el equipo que todos pensamos que va a ser, un equipo que compita contra los mejores del mundo, ya estará a ese nivel en el que habrá menos frustraciones para el aficionado.

En esa temporada destacan jugadoras como Asllani y Marta Cardona por sus buenas cifras, pero en el fondo contabais con una gran plantilla. ¿Qué jugadoras fueron claves más allá de los números?

El éxito de conseguir lo que conseguimos es el grupo. Tuvimos un equipo en el que todas dieron su mejor versión. Parece que Misa lleve doscientos partidos en Primera, pero nosotros la fichamos del Deportivo compartiendo minutos con Sullastres. Yohana, que era mi portera en el CD Tacón, en la primera temporada en Primera había jugado más partidos que Misa. Marta Cardona venía de marcar un gol con la Real Sociedad en el curso anterior, y ese año hace dieciséis. Olga Carmona explotó y ahora está para ir a la Eurocopa con la absoluta. Maite Oroz ya era Maite Oroz, pero todavía no tenía ese protagonismo que logró en el Real Madrid. Todas nos dieron mucho nivel, y eso al final nos ayudó para quedar segundos y entrar en la previa de Champions.

¿Crees que la convivencia en el vestuario fue mucho más fácil que en vuestro primer año en Primera? Tener un bloque español con jugadoras muy jóvenes que quizá ya se conocían de estar en las categorías inferiores de España supongo que lo hizo más fácil.

Más que la convivencia, la comunicación. Muchas jugadoras como Olga, Maite y Tere salían de casa por primera vez, y poder tener relaciones fuera del campo con otras que ya conocían la ciudad ayudaba a generar un grupo muy bueno. Además, eran jugadoras que ya conocían la categoría y “simplemente” (sonríe) era cambiar de camiseta y adaptarse a un contexto de mayor exigencia. Me acuerdo el año pasado que a principio de temporada nos queríamos posicionar entre los cinco primeros. Llegamos a Navidad e íbamos terceros, por lo que el objetivo era ver si podíamos entrar en la previa de Champions. Entramos a febrero, seguimos arriba, y ya ves que hay que quedar segundos y porque el Barça estaba muy lejos si no… Estás en un club en el que siempre se quiere más, y si el año pasado ya hicimos un año increíble, este año vienes con la exigencia de tener que mejorarlo. Es difícil porque el listón cada vez es más grande, pero es la historia y el camino que te marca este club. Es un club ganador.

Tuviste mucho tiempo para entrenar a todo ese talento. ¿Qué se te pasaba por la cabeza?

Cada año he tenido seis o siete jugadoras nuevas en la plantilla. Eso tampoco es fácil porque no tienes nunca una base. Tienes que generar las adaptaciones y la base a la competición. El primer año fue un año muy complicado porque hasta la jornada cinco no tenemos cerrada la plantilla, pero el año pasado, al venir de una pandemia, estuvimos dos meses de pretemporada. La más larga que he hecho con ningún equipo. Durante esos dos meses, en los que tampoco podíamos jugar amistosos por los protocolos, tuvimos mucho tiempo para preparar al equipo y poder competir bien desde el principio.

Quizá esto es lo que más he echado de menos este año. La liga acabó muy tarde, a finales de junio, y la previa de Champions empezaba a mitad de agosto. Con las vacaciones de por medio, nos quedó una pretemporada de tres semanas. Pero lo que te decía. En esos dos meses de pretemporada, ver jugar a las jugadoras te ilusiona. Es otra cosa. Un nivel con el que vamos a poder mirar de tú a tú a muchos equipos. Tienes a jugadoras como Maite y como Olga con mucha calidad, otras como Marta Cardona con mucha ambición y motivación, la experiencia de Kenti, Kaci, Babs… La plantilla mejoró muchísimo.

Fuente: MARCA

¿Qué tipo de entrenador eres? ¿Con una relación cordial o con mucha confianza con las jugadoras?

Me gusta ser un entrenador cercano. Si me necesitan me tienen ahí. No soy de estar todo el día hablando con las jugadoras, me gusta darles su espacio, pero sí que me preocupo de lo que te hablaba antes. Por ejemplo, de si Olga dejando a su familia en Sevilla y siendo su primera experiencia en Madrid le está resultando fácil. O con Tere o Maite. Jugadoras que en este contexto pueden ser más frágiles. Otras como Misa, que ya había estado en el Atlético, o Ivana y Marta Cardona más acostumbradas y con más experiencia, quizá lo tienen más fácil. Pero con jugadoras más jóvenes me gustaba preocuparme. No tienen a su familia, pero nos tienen a nosotros para hacerles la vida lo más fácil posible.

Justo esa temporada empieza como la otra: partido contra el Barça. ¿Llegan los fantasmas o afrontáis el partido con ambición?

Sentí un poco de pena porque quizá ese partido llegó muy pronto. Llegamos en un contexto en el que apenas habíamos tenido amistosos y llegas al primer partido de liga sin haber tenido una experiencia competitiva. Nos pilló un poco frías. Por lo menos mi sensación era que me hubiera gustado tener este partido más tarde para llegar mejor. Al final perdimos 0-4, un resultado que no nos gustó, pero creo que fuimos bastante competitivos en varios tramos. El reto con el Barcelona es cada vez estar más cerca. Cuando te enfrentas a ellas es una oportunidad para medir tu evolución. En el partido de vuelta las sensaciones fueron muy diferentes.

La temporada está marcada por los confinamientos y los partidos suspendidos. Muy difícil para el cuerpo técnico.

El inicio de temporada fue un caos. Se aplazaban muchos partidos. A nosotros nos pasó con el Logroño, que aplazaron el partido después del calentamiento pre-partido. Era una sensación de adaptación constante a las situaciones que te iban apareciendo. De no saber si ibas a jugar el fin de semana. Un año muy complicado, y aunque en el último tramo todo se estabilizó, había equipos con muchos partidos aplazados. El protocolo del club en este caso era que si teníamos jugadoras suficientes íbamos a jugar sin intentar pedir aplazamientos. Si teníamos la mala suerte de que alguna jugadora diera positivo, había que apartarla y si el resto daba negativo tocaba jugar. Me acuerdo que con Ana queríamos entrar lo antes posible a la previa de Champions porque teníamos la sensación que la competición no se iba a acabar. En enero fue cuando ya vimos que la competición seguiría hasta el final.

Tu figura siempre estaba en el entredicho, pero el equipo respondió con una segunda posición. No le debías prestar atención a las críticas, pero de una forma u otra acaban llegando.

El año pasado quedamos segundos y entramos a previa de Champions y la gente todavía decía que no tenía que ser el entrenador. Puede ser que no sea yo, pero yo creo que he hecho siempre méritos para seguir. Al final te lo tomas con humor. También es lo que hablábamos antes. El Real Madrid tiene que dar contenido y muchas veces la crítica está ahí. La gente lee las cosas malas, y esa incertidumbre de si el entrenador seguirá o no da morbo a los medios y aficionados. Es algo que nos toca vivir como entrenadores, y tienes que normalizar la situación. Igual que intenté normalizar que no se diera importancia al año que hicimos. Recuerdo en invierno un medio, en vez de decir que habíamos quedado terceros en la primera vuelta, dijo que éramos incapaces de ganar contra los grandes porque habíamos perdido contra Atlético y Barcelona. Ni siquiera en ese momento podían decir que lo estábamos haciendo bien y muchas veces nos veían sin opciones para clasificar a Champions. Pero al final empujamos y empujamos y hasta la penúltima jornada estuvimos con el Levante peleando por esa posición.

Sensaciones de ese año. ¿Cómo se sentía el vestuario?

Nosotros fuimos partido a partido. Teníamos claro a principio de temporada que el objetivo ideal era entrar en Champions. Eso era lo que nos habíamos marcado desde dentro, aunque desde fuera no puedes decirlo porque exiges algo a nivel mediático que se te puede volver en contra. Pero desde dentro teníamos mucha ambición para jugar esa previa de Champions. Entonces, empieza la competición, y vemos que a pesar del mal inicio de liga conseguimos ganar partidos y posicionarnos. Luego llegan esos puntos de inflexión que te dan un salto.

Ganas al Levante en Valencia, ganas al Athletic de Bilbao… y ves que tienes la capacidad de estar entre los mejores. Y en ese último tramo de temporada nuestra mentalidad era “ahora ya no se puede escapar”. Sobre todo porque la mayoría de nuestras jugadoras, quitando a Kaci, Kenti, Babett Peter y Asllani, nunca habían jugado Champions. Es ahí cuando entra ese hambre que tiene el jugador cuando ve cerca su objetivo y es muy difícil bajarlas de allí. Eso fue lo que nos pasó. En el último tramo de liga no perdimos ningún partido. Veías que esa energía estaba presente en los partidos.

De cara a la 21/22, se antoja un año histórico. El debut en Champions es el primer objetivo. Llegan jugadoras como Athenea, Esther, Nahikari, Rocío, Meline y Caroline. ¿Viste un nuevo salto de calidad respecto a la pasada temporada?

Está claro, y te olvidas de Claudia Zornoza o Lucía Rodríguez. Ese era el siguiente paso para poder decir que somos el Real Madrid. Conseguimos hacer una plantilla muy completa y competitiva. Para jugar tres competiciones no podíamos estar con 14 futbolistas. Necesitábamos 22 jugadoras. Se intentó mejorar la plantilla para tener a jugadoras de máximo nivel y que pudieran participar en cualquiera de las competiciones. Buscamos jugadoras con ese perfil, que pudieran jugar en cualquier momento.

Una de las bajas fue Sofia Jakobsson. Des de fuera parecía que no se había adaptado bien. Quizá los aficionados cargaron mucho contra ella a pesar de dar nueve asistencias. ¿Te hubiera gustado tenerla en el equipo?

La salida de Sofia fue difícil. Es una jugadora que por números y por rendimiento nos ha ayudado mucho. Ese año de transición entre CD Tacón y Real Madrid, donde éramos un equipo que prácticamente jugábamos al contraataque, nos ayudó a ganar muchos partidos. Si no es por Sofia hubiéramos sufrido mucho. Fue la marca diferencial del equipo. Pero el año pasado, nos convertimos en un equipo mucho más dominador. Los rivales se metían en campo propio y nos daban menos espacios, y una jugadora como ella sufre más. Pero aun así hizo una temporada espectacular. Volvió a tener números increíbles y un rendimiento que nos ayudó a ganar. Fue una pena perderla. La situación fue que no hubo un acuerdo con el club para su renovación. Al final llega Athenea, una jugadora de características parecidas, pero más adaptada al fútbol español, y ahí está. Su llegada ha sido una revolución para el equipo, es muy joven, y estoy seguro de que le espera mucho futuro porque es evidente que tiene que seguir aprendiendo.

Athenea siempre ha destacado por su gran carácter. Como bien dices, una de las más prometedoras y que se ha adaptado a la perfección al juego del equipo. ¿Pero fue difícil para ella llegar al Real Madrid?

Me acuerdo que en las primeras conversaciones que tuvimos, ella sentía que no iba a jugar mucho. Pero luego hace ese partido contra el City y ves que va a jugar más de lo que se piensa. Es una jugadora que tiene algo diferente. Una de las pocas extremos que he visto en el fútbol femenino con tanta capacidad para el desborde, algo que la hace diferencial. Lo que necesita es asentarse y madurar. Saber gestionar las emociones. En muchas ocasiones tiene que vivir en ese equilibrio que en su edad no es fácil. Estoy convencido de que dentro de tres o cuatro años veremos su mejor versión. Tiene capacidades para ser una gran jugadora. Ahora necesita esa madurez para entender mejor todo lo que pasa tanto dentro como fuera del campo, pero es una chica que tiene predisposición para trabajar. Solo espero que siga con esa humildad con la que llegó al club.

¿Qué puedes contar de la eliminatoria ante el City?

La pretemporada la organizamos de una forma muy particular. Normalmente, empiezas con un trabajo de adaptación progresivo y luego empiezas a jugar partidos. Pero por la necesidad que teníamos de preparar ese partido, hicimos una pretemporada un poco inversa a lo que normalmente se hace. Metimos muchos partidos al principio para poder ver competir a las jugadoras que habían llegado, y luego dejamos un espacio de unos diez días sin ninguna exposición para evitar lesiones. En esos días el único foco era el Manchester City. Preparamos mucho el partido de casa, donde a pesar del empate creo que fuimos muy superiores, y analizamos a fondo al City. Para nosotros era el único partido del año, y la verdad es que competimos muy bien. Luego, cuando jugamos la vuelta, sabíamos que no habían perdido ningún partido en su casa y que sería muy difícil. Hicimos nuestro partido, ganamos 0-1 y conseguimos nuestra clasificación. Fue un día histórico.

Fuente: Eurosport

El inicio de liga deja malos resultados. ¿Qué le sucedía al equipo? ¿Veías bien al vestuario, o los malos resultados quedaban reflejados?

Se juntan varios factores. El primero el calendario. Jugamos contra los cinco mejores equipos de la liga, menos contra el Barça, en las cinco primeras jornadas. Se junta el desgaste del partido del City entre los partidos contra Levante y Atlético de Madrid. Allí no estábamos al cien por cien. Con el Levante nuestra cabeza no estaba en Levante. Siempre digo que ese fue el único partido en el que no fuimos a jugar. Pensábamos en el partido de vuelta con la ansiedad de poder clasificar a la fase de grupos. Creo que contra el Atlético nos pesó el esfuerzo.

Y luego nos pesan dos factores muy importantes. Uno, que en la jornada tres no ganas y mentalmente te toca. Cuesta y ves que en partidos como contra la Real tienes opciones para ganar pero nos acaban ganando 0-1 de penalti. O contra el Athletic, que pierdes 2-0 aunque quizá el resultado no refleja lo que se vio. Eso pesa mucho para la autoestima. A partir de allí empiezan las críticas y las jugadoras se ven afectadas. Es verdad que en cinco jornadas solo consigues un punto, pero quedaba mucha liga por jugar.

Eso se junta con un período de muchas lesiones. Perdemos a jugadoras para mí fundamentales. Kaci que jugó todos los partidos el año pasado y con un papel clave en el equipo. También perdemos a jugadoras como Maite, Asllani, Esther y Tere. Jugadoras determinantes en puestos clave que no tenemos para competir y muchas veces bajas en pre-partidos que nos obligan a hacer experimentos. Un momento difícil porque sabes que la plantilla no está al cien por cien y en cada partido sufres a pesar de que todas las jugadores hicieron un gran esfuerzo pero no estás en esa dinámica positiva que te permite salvarlo.

Tuvimos mucho desgaste porque durante dos meses no descansamos. Todos los equipos tenían una semana para preparar los partidos, pero nosotros jugábamos domingo y miércoles. Un bucle en el que apenas puedes hacer cambios, no te da tiempo a recuperar las lesionadas y te obliga a ir mejorando desde la competición. A partir del momento en el que recuperamos a jugadoras, el equipo se estabilizó y empezó a ganar.

Has mencionado a Kaci. Una de esas jugadoras que apenas hace ruido pero con un trabajo descomunal.

Kaci es un ejemplo. Como ella hay muy pocas jugadoras en la élite. Lo ha ganado todo y ha jugado en grandes equipos. Tengo una admiración muy profunda hacia ella, porque la he visto sufrir cuando éramos CD Tacón. Venía de ganar en todos los campos, de ganar dos ligas y de repente pasa a no ganar, en un equipo recién ascendido. Pero es una jugadora con un gen competitivo muy especial, no le gusta perder ni a un rondo, y que tiraba del equipo, que era un ejemplo en la sombra, con un gran comportamiento dentro y fuera del campo. Me la llevaría donde fuera. Es alguien muy especial para mí. De esas que te marcan porque han creído en mí y en el proyecto.

También me gustaría nombrar a Lorena. Es la única que se mantiene del CD Tacón y siempre está allí siendo clave saliendo desde el banquillo. Una jugadora seguramente de las más importantes para ti.

Sin duda. Todavía tiene muchísimo crecimiento. Estoy seguro de que la mejor versión de Lorena no ha llegado. Una jugadora de pico y pala todos los días. Quiere jugar y cuando la pones siempre está con la cabeza preparada para darte lo mejor. Lo vimos el otro día con el Levante. Salió en los últimos diez minutos y marcó un gol para conseguir tres puntos muy importantes. Y ese es el talento más allá del futbolístico. Un ejemplo de constancia en el trabajo, y ojalá pueda seguir creciendo en el equipo.

Hemos visto la cara positiva con el gran rendimiento de Kaci y Lorena, pero quizá no podemos decir lo mismo con Nahikari. Llegó como uno de los mejores refuerzos, pero ha sido Esther quien ha conseguido liderar a base de goles. Debe ser un momento muy difícil para ella.

Para ella es una presión añadida. Tú puedes llamarte Lorena y si fallas un gol la gente todavía te ve como la canterana, pero a Nahikari la ven como una jugadora con más de 100 goles y que ha llegado para marcar diferencias. Es lo que hemos hablado. No es fácil adaptarse a un club como el Real Madrid. También lo hemos visto en el masculino, con muchos jugadores que parecía que venían a comerse el mundo y luego se han deshinchado. Se trata de un trabajo de cabeza. Con Asllani y Jakobsson también sucedió algo parecido. Jugadoras que necesitan tiempo para arrancar. Nahikari es ese perfil de jugadora. Pero lo que sí puedo decir es que nunca he tenido a una jugadora que trabaje tanto como ella. Es increíble su profesionalidad. Entrena, se cuida, pide videos, se autoexige, quizá a veces demasiado, pero es una jugadora que yo la querría siempre. Para ella no es fácil estar en un segundo plano cuando ha venido para ser protagonista. La gente piensa poco en lo que puede sentir Nahikari. Hay que tener paciencia, aunque en el fútbol y el Real Madrid no es una palabra que se pueda utilizar mucho.

¿Cómo planteáis la fase de grupos de la Champions? Se os complicó el partido frente al Kharkiv y teníais a un rival como el PSG.

Cuando visitamos al Kharkiv desde fuera parece que deberíamos ganar, pero es un equipo que ha jugado más veces en Champions y con más experiencia. Llegábamos con muchas bajas, Maite Oroz se cayó en el pre partido, y tuvimos que cambiar nuestro sistema. Al final ganas 0-1 con gol de Lorena, como no, y conseguimos los primeros tres puntos, pero no fue fácil. Luego también conseguimos ganar en casa siendo muy superiores al Breidablik, y con seis puntos ya dependíamos de nosotros. Los duelos del PSG los afrontamos con mucho respeto y midiéndonos. A ver como estábamos contra uno de los mejores equipos de Europa. Allí sufrimos mucho, pero en casa vimos un partido mucho más igualado. Eso nos ayudó para creer en lo que luego ha sucedido contra equipos como el Barça. Si eres capaz de aguantar la presión puedes competir contra estos grandes equipos.

«Una semana después de ese partido me entero de que no voy a seguir en el equipo»

Levantáis cabeza, pero aun así las críticas no cesan. ¿En el fondo creías que la destitución estaba cerca, o te sentías capaz de darle la vuelta?

Yo siempre he sido muy pesado. Siempre me he creído capaz de poder darle la vuelta. Se lo intentaba trasladar a las jugadoras. Que la liga iba a ser muy larga, que los equipos se dejarían puntos, y que al final estaríamos peleando. Eso lo tenía claro. Sobre todo que en el momento de recuperar a las jugadoras íbamos a poder competir de tú a tú con todos. Y luego que esos espacios en el que ya no había Champions tendríamos más tiempo para seguir mejorando al equipo.

El momento en el que más siento que puedo salir es cuando perdemos 3-0 en Sevilla. Un partido donde el resultado fue muy engañoso. Jugamos casi todo el rato en su campo, tampoco teníamos a Esther, Kaci o Tere, y además veníamos de jugar contra el PSG en un partido con mucha exigencia. Teníamos 16 jugadoras que jugaban cada tres días. A eso le sumas el cansancio mental que acumulábamos. El calendario apenas te dejaba rehacerte. Si ganábamos en liga, pero luego pierdes contra el PSG, parece que el equipo nunca esté bien. Con eso te surgen las dudas. Y con ese resultado tan abultado, yo tenía la sensación que quizá el club se planteaba cambiar de entrenador.

Es verdad que siempre me habían transmitido confianza, y cuando llega el parón de selecciones, todo se normaliza. Luego empezamos otra vez la competición liguera. Ganamos tres partidos y empatamos uno contra el Alavés hasta llegar al siguiente parón. Allí veía muy bien al equipo, con una dinámica ganadora, y eso que en el empate contra el Alavés fue un partido donde tuvimos muchas ocasiones. Pero a pesar de la mejora de sensaciones, seguíamos en esa dinámica donde haces mucho y consigues poco.

Una semana después de ese partido me entero de que no voy a seguir en el equipo. Y justamente me daba rabia porque en el siguiente partido contra el Villarreal ya teníamos a toda la plantilla disponible. Me acuerdo que Kaci siempre me decía: “Míster aguántame que cuando vuelva ya no perdemos más, me queda muy poco”. Tenía unas ganas de que volviera (comenta con risas). De hecho, en la previa de esa jornada estaba muy ilusionado, y de la misma forma que contra el Sevilla me lo esperaba, contra el Alavés fue un momento inesperado. Ni se me paso por la cabeza que pudiera haber un cambio.

¿Ha cambiado mucho tu visión respecto a ese momento? ¿Creías que el equipo necesitaba un cambio de aires o piensas que en ese momento podías hacer mejor tu trabajo?

Siempre he sido muy honesto, y en ese momento estaba seguro de que podíamos posicionarnos entre los mejores un año más. Es un momento en el que no me lo espero, pero reconozco que hubo un periodo anterior en el que sí tuve la sensación de cese como entrenador. Quizás no me tendrían que haber dado ese tiempo, o quizás sí, pero la cosa es que sucedió así. Siempre digo que si me hubieran cesado en la jornada cinco, con un punto y sin jugar la fase de grupos de la Champions, yo me hubiera ido muy jodido.

Al final dejamos la fase de grupos prácticamente hecha, me permitieron acabar con una sensación en liga donde el equipo estaba siendo competitivo, y sea justo o no, son decisiones que nosotros como entrenadores no podemos hacer nada y tenemos que asumir. La realidad es que ha habido un cambio de entrenador y lo positivo es que el equipo está peleando por la previa de Champions que es lo que todos queríamos. Hay que ser respetuosos con la gente que ha entrado y darle valor a lo que han hecho.

¿Toda esa situación con las bajas y el run run te desgastó mucho?

A mí el run run externo no me afecta. Me llega pero no me afecta a nivel de gestión del día a día. Lo que más me preocupaba eran las lesiones. Cuando se perdían varios partidos y eran lesiones difíciles de recuperar, la visión como entrenador te cambia. Una cosa es perderla un partido, pero otra cosa seis porque compites domingo, miércoles y domingo durante dos semanas. Y eso es lo que más me preocupaba porque sentía que nos estaba limitando y estábamos en una dinámica donde no era fácil ganar. Necesitábamos a todas.

¿Viéndolo desde fuera, te ha sorprendido el buen rendimiento con Toril, o sabias que un cambio de aires vendría bien?

Creo que ellos han conseguido lo que nosotros no fuimos capaces. Ganaron partidos que no merecían, pero es que ha sido la única manera de cortar esa racha negativa, ojalá los hubiéramos ganado así conmigo (sonríe)… ¿Que ese cambio se ha producido por un cambio de entrenador? La realidad es que ha sido así, y eso es lo que al final ha posicionado al equipo. Se fueron a Navidad ganando partidos y recuperando a todas las jugadoras, pero cuando vuelven lo que sí veo es a un equipo que no encaja goles. Y eso es mérito del trabajo de Toril y las jugadoras. Cuando un Real Madrid no encaja goles, tú sabes que siempre vas a tener más oportunidades.

Nosotros teníamos muchos problemas en el inicio de liga porque en casi todos los partidos recibíamos gol. Eso te obliga a meter más goles para ganar, y si en ese momento no tienes la inspiración para meterlos, te cuesta ganar los partidos. Entonces, hay que reconocer que el trabajo de Toril ha estado allí. Hicieron un mes de marzo donde tuvieron mucha exigencia y ganaron casi todos los partidos. No podemos decir otra cosa, hay que darle la enhorabuena y vamos a ver como acaba la competición, pero espero que consigan el objetivo.

¿Cómo has visto la evolución durante la temporada? Por ejemplo, en los primeros partidos contra el Barça costó mucho más que en estos últimos. Se ha visto un gran cambio.

Creo que los partidos con el Barça han estado competidos, pero sobre todo como dice Toril, en los tramos. En el global han sido mejores, pero es verdad que en muchos tramos de partido el Real Madrid ha sido dominador, y eso no era fácil. Consiguieron en el último partido en Valdebebas ponerse por delante por primera vez, allí en el Camp Nou metieron dos goles que permitieron estar por delante en el marcador. En muchos tramos han sido mejores, y ese es el objetivo que el equipo debe tener cuando se enfrenten a los grandes equipos de Europa. Pienso que lo van a conseguir, y espero que el año que viene podamos ver a un Real Madrid todavía más competitivo.

Fuente: DAZN

Aunque no pudiste vivirlo desde dentro, también formas parte de ese histórico partido en el Camp Nou. ¿Qué sentiste?

Recibí muchos mensajes de jugadoras del equipo diciéndome que el momento también me pertenecía, y eso emociona. Sentí mucha envidia sana de no poder estar allí, pero me alegré mucho por ellas y por el fútbol femenino. Para mí es importante que este fútbol sea lo más atractivo posible, y realmente vi un partido emocionante. Dos muy buenos equipos y con grandes jugadoras en el campo. Nos dieron un verdadero espectáculo, y creo que la gente que pagó la entrada disfrutó mucho del partido.

Ahora, tras este tiempo sin entrenar, ¿cómo ha sido ese cambio?

Ser entrenador del Real Madrid te produce mucho desgaste, y tienes poco tiempo libre. Al final, cuando sales, te das cuenta de toda la energía que necesitas cargar. Tienes que aprovechar el tiempo para ver a la familia, ver a los amigos, y hacer una vida normal. Han sido cuatro años de mucha exigencia, con una pandemia por medio y una larga adaptación al fútbol femenino. Al final han sido años de mucho desgaste. Durante este tiempo he aprovechado para descansar, coger pilas, y ahora me está entrenado otra vez el gusanillo de volver a entrenar y ponerme el chándal para dirigir a un equipo. Al principio necesitas descansar, pero luego toca buscar nuevos caminos.

¿Cómo describes tu evolución como técnico desde que llegaste al CD Tacón? ¿Ha cambiado mucho tu forma de ver el fútbol?

El paso por el fútbol femenino me ha dado mucha riqueza en las adaptaciones a los distintos contextos y me ha mejorado mucho como entrenador. Por lo que he tenido que buscar para sacar el máximo rendimiento a los distintos equipos que he tenido, y luego porque ser entrenador del Real Madrid me ha ayudado mucho a manejar situaciones de presión, exigencia y de dar una buena imagen hacia fuera. Normalizar una situación que no es normal. Ir al Parque de los Príncipes con más de 20 mil personas lo intentas normalizar, pero luego ves a Ancelotti y dices “ostia, si yo he estado allí también” (ríe). Entonces es cuando empiezas a reflexionar un poco sobre lo afortunado de ser el entrenador en un club como este.

Ya me has dicho que te gustaría volver a los banquillos. ¿Seguirías entrenando en el femenino, te gustaría volver al masculino o estás abierto a las dos cosas?

Estoy abierto a cualquier opción, pero si tengo que elegir me apetece seguir en el fútbol femenino. He disfrutado mucho estos cuatro años, me siento preparado para coger un nuevo proyecto, y me gustaría seguir mi camino aquí. Vamos a ver que surge, también necesito ilusionarme. Siempre lo digo, cogí un equipo que pocos conocían en Segunda División, y aunque muchos me conozcan como el entrenador del Real Madrid, yo lo que necesito es tener un proyecto ilusionante en el que pueda seguir creciendo y ayudando a crecer.

Para finalizar, cual sería tu predicción respecto al Real Madrid. ¿Entraran al final en Champions?

Va a ser una lucha muy bonita. La Real Sociedad lo tiene prácticamente hecho porque igual que nosotros el año pasado, han hecho una grandísima temporada. Incluso el año pasado ya la hicieron, aunque estuvimos nosotros para taparla. Hay que darle mucho mérito a Natalia Arroyo, que ha conseguido posicionar a dos equipos totalmente diferentes en dos temporadas entre los mejores de la liga. Y luego hay una pelea entre Granadilla, Atlético de Madrid y Real Madrid por esa tercera posición. Son tres contextos muy diferentes. El Atlético tiene la presión de no caer, el Granadilla lo vive con la ilusión y sin tanta presión, y el Real Madrid llega como un avión. Nadie daba un duro, pero ahora estan a punto de conseguirlo. Vamos a ver qué contexto se impone. Son tres personajes de una película completamente diferentes.